El proceso de enseñanza - aprendizaje de las normas
gramaticales en el preuniversitario
Armando Castillo Acevedo
1
Instituto Preuniversitario “Miguel Diosdado Pérez Pimentel”, Cuba
armandoc@mp.sg.vc.rimed.cu
https://orcid.org/0000-0002-3300-9031
Eraida Campos Maura
2
Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas, Cuba
ecampos@uclv.cu
https://orcid.org/0000-0002-4450-6383
Elba Caridad Gómez Acosta
3
Universidad de Ciencias Médicas de Villa Clara, Cuba
elbaga@infomed.sld.cu
https://orcid.org/0000-0002-2337-9880
Resumen
La esencia del proceso de enseñanza – aprendizaje de las normas en el ámbito escolar,
radica en la adecuada formación de hablantes cultos y competentes lingüísticamente,
siempre teniendo en cuenta que los estudiantes, aun cuando provienen de familias donde
se emplee la norma culta, se comunican a partir de lo estigmatizado como popular o
estándar, por lo que no han alcanzado la nivelación y desarrollo lingüístico que solo la
escuela, como nuevo medio de socialización, puede proporcionarle. El presente artículo
tiene como objetivo analizar el estado actual del proceso de enseñanza – aprendizaje de
las normas gramaticales en el preuniversitario y su vinculación con el enfoque
cognitivo, comunicativo y sociocultural; para ello se hace una periodización de la
enseñanza de la gramática, su vinculación al enfoque discursivo – funcional y se ofrecen
algunas herramientas didácticas y metodológicas para el perfeccionamiento de dicho
proceso. El dominio adecuado de la norma culta por parte de los estudiantes exige un
trabajo sistemático por parte de los docentes, la familia y otros agentes culturales, a lo
largo de su vida escolar, lo que le abre el camino al arte, la ciencia y de forma general a
la cultura.
Palabras clave
: normas gramaticales, enseñanza - aprendizaje, enfoque cognitivo,
comunicativo, sociocultural.
Abstract
The essence of the teaching-learning process of the norms in the school environment
lies in the adequate formation of cultured and linguistically competent speakers, always
taking into account that students, even when they come from families where the
cultured norm is used, communicate from what is stigmatized as popular or standard, so
they have not reached the leveling and linguistic development that only the school, as a
new means of socialization, can provide. The purpose of this article is to analyze the
current state of the teaching-learning process of grammatical rules in pre-university and
its link with the cognitive, communicative and sociocultural approach; for this purpose,
a periodization of grammar teaching is made, its link with the discursive-functional
approach and some didactic and methodological tools are offered for the improvement
of such process. The adequate mastery of the cultured norm by students requires
systematic work by teachers, the family and other cultural agents, throughout their
school life, which opens the way to art, science and culture in general.
Keywords: grammatical norms, teaching - learning, cognitive, communicative and
sociocultural approach.
Introducción
Habitualmente, tanto lingüistas como didactas, aludían a las normas establecidas por la
Real Academia de la Lengua Española, pues se consideraba que solamente sus
indicaciones eran las que fijaban el uso y le daban unidad y esplendor a nuestra lengua.
Además, era la lengua literaria la que se tomaba como modelo lingüístico, ya que,
mediante la imitación a los grandes poetas clásicos, se aspiraba a lograr la perfección en
el uso del español.
En la enseñanza tradicional siempre ha estado presente la norma, como medio para
garantizar el uso correcto de la lengua, ya que el objetivo fundamental siempre ha sido
proveer al alumno de reglas que le permitieran establecer una diferencia entre lo que
está correcto y lo que no, además, este debía reconocer la lengua literaria como el
referente lingüístico ideal.
Al mismo tiempo en que el conocimiento científico acerca del lenguaje, la lengua y el
habla ha ido avanzando, el concepto de norma ha sufrido cambios; ya que mientras
Coseriu (1978) planteaba que la norma es “(…) la realización colectiva del sistema que
representa un nivel de abstracción intermedio entre la lengua y el haba” (Citado en
Blanco et al, 1989, p. 19); es lo que realmente se impone al individuo, limita su libertad
expresiva y comprime las posibilidades que le ofrece el sistema.
Sobre lo expuesto anteriormente, Roméu (2011) expresa que la norma “en su relación
con la lengua y el habla constituye un punto intermedio, pues participa tanto del carácter
abstracto de la primera, como del carácter concreto de la segunda, y la integran los usos
establecidos socialmente y aceptados como correctos; la lingüística moderna reconoce
la diversidad de normas, entre las cuales se encuentran la familiar, la culta, la vulgar, la
popular y otras” (p. 5); lo que demuestra que la norma no tiene un uso restrictivo o
limitable, ya que esta puede ser adaptable a cualquier contexto, sin desdeñar su relación
con el lenguaje y la lengua.
El análisis acerca del uso de las normas, y su vinculación a las dimensiones semántica,
sintáctica y pragmática del discurso, pone a relieve las diferencias en la aplicación de
normas que dependen del medio social o son regularidades del sistema lingüístico, que
se emplean en todos los contextos.
“La enseñanza – aprendizaje de la normativa se define como un proceso orientado hacia
la comprensión y la construcción de textos coherentes orales y escritos, estilísticamente
diferentes y que se empleen es situaciones comunicativas variadas, a partir de lo que se
quiere significar y de la intención comunicativa del autor” (Roméu, 2011, p. 8). Dicha
enseñanza debe ocupar un lugar relevante en el ámbito escolar, además de ajustarse a
los objetivos de cada grado, a fin de lograr un desarrollo cognoscitivo fructífero en los
alumnos.
El objetivo esencial de la enseñanza de las normas lingüísticas en la escuela cubana lo
constituye de manera general el desarrollo de la competencia cognitivo-comunicativa y
sociocultural en los estudiantes, por lo que, la competencia normativa, vista de desde
este enfoque, debe definirse como:
“el conjunto integrado de conocimientos, habilidades, capacidades y convicciones
que se manifiesta con el nivel de dominio de las normas y en su aplicación
consciente y autorregulada en cualquier contexto situacional en que la comunicación
tenga lugar, lo que se revela en el saber, el saber hacer y el saber hacer en situaciones
nuevas y el saber ser, al actuar de forma activa, reflexiva y valorativa en el uso de la
lengua, tanto oral como escrita en diferentes contextos” (Roméu, 2013, p. 44).
1.1 Periodización de las teorías lingüísticas y enfoques didáctico – metodológicos en
proceso de enseñanza – aprendizaje de la gramática
La gramática, en un sentido más estricto, estudia la estructura de las palabras, las formas
en que se enlazan y los significados a los que dan lugar. En este sentido, la gramática
comprende la morfología, la cual se encarga de la estructura de las palabras, su
constitución interna y sus variaciones, y la sintaxis, que se ocupa del análisis de la
manera en que se combinan y se disponen en un texto, así como los grupos que ellas
forman.
La gramática es una ciencia combinatoria que se centra tanto en la estructura interna de
los mensajes, como en el sistema que posibilita su creación e interpretación. Ya en un
sentido más amplio, la gramática comprende, además, el análisis de los sonidos del
habla, que corresponde a la fonética y el de su organización lingüística, que compete a
la fonología.
Es innegable la estrecha relación existente entre la ciencia lingüística y su evolución, así
como los criterios y enfoques que se han aplicado en la enseñanza de la lengua materna.
El principio historicismo que propone el dialéctico materialista demuestra que en cada
época se realizaron aportes al conocimiento científico y la forma en que el hombre se
acerca cada vez más a la verdad de la ciencia lingüística. En el de cursar de la historia
de los estudios gramaticales, encontraremos en cada época, diversos criterios acerca del
modo en que deben enseñarse los contenidos gramaticales.
La enseñanza de la gramática tuvo un enfoque normativo, prescriptivo y correctivo,
pues se abordaba como el arte de hablar y escribir adecuadamente. Hacia los siglos
XVIII y XIX se destacó la aplicación de un enfoque productivo basado en las
concepciones de Pestalozzi, el cual otorga prioridades al lenguaje oral y abandona la
enseñanza de los contenidos gramaticales con un carácter formal. Durante el siglo XIX,
se llevó a cabo la tendencia historicista, que tenía su base en el método histórico –
comparativo, el cual se ocupaba de los orígenes y el devenir de las lenguas conocidas.
Es hacia finales de ese siglo con Saussure, cuando podemos hablar del surgimiento de la
lingüística como ciencia, que centraba su atención en el significante (externo) y no así
en lo interno (el significado). Por su parte, el enfoque sistémico estructural (sincrónico –
descriptivo), se centra en el análisis de la estructura y el funcionamiento de las palabras
en la oración, así como las relaciones de interdependencia y de subordinación existentes
entre ellas. Este enfoque no carece de limitantes, pues mediante este se ha recargado al
estudiante en el aprendizaje de contenidos teóricos, desatendiendo así, el desarrollo de
las habilidades expresivas, además de que no tiene en cuenta los contenidos normativos
que regulan el uso adecuado de nuestra lengua.
Aun cuando se asuman diferentes enfoques y escuelas (tradicional, estructural,
generativa o transformacional), se hace preciso señalar que el estudio de la gramática
durante el siglo XX, así como los textos gramaticales y libros para la enseñanza de la
lengua de entonces, se sustentaron en el enfoque descriptivo.
En Estados Unidos, a finales de los años cincuenta, Chomsky lleva a cabo un
movimiento que se opone a los fundamentos básicos del estructuralismo y retoma los
postulados del racionalismo de los siglos XVII y XVIII, basados en la lingüística
cartesiana y la gramática lógica de Port Royal, además, se apoya en la tesis de Humbolt,
al plantear que la lengua tiene su base en un sistema de reglas, las cuales posibilitan la
interpretación de sus infinitas oraciones. Es Chomsky quien defiende que el ser humano
tiene una capacidad innata del lenguaje, a través de la cual pueden comprender y
construir oraciones en la lengua, tanto oral como escrita, pero para Roméu (2003), este
criterio “… resulta inaceptable, pues niega la influencia del medio social en el
desarrollo del lenguaje y de otras funciones superiores del cerebro humano” (p. 2).
La gramática generativa y transformacional que propone replantea la relación
saussureana lengua-habla como una relación entre la competencia y la actuación de un
individuo. La competencia lingüística no es más que el dominio de las reglas
gramaticales que rigen el uso adecuado del idioma; mientras que la actuación humana es
la que se refiere al comportamiento del individuo, el cual refleja el dominio de dichas
reglas. Aquí el componente sintáctico desempeña un papel esencial, ya que tiene su
supremacía e independencia en relación con lo semántico, con lo que se niega la
verdadera unidad dialéctica de contenido y forma.
Dentro de las limitaciones que encontramos en las teorías anteriormente expuestas,
tenemos que los estudios de gramática se circunscriben al marco de la oración, sin tener
en cuenta los diversos usos y significados que se logran durante la comunicación. El
proceso de enseñanza de la gramática en el mundo hispano y, por supuesto, en las aulas
de la escuela cubana ha estado influenciado por los enfoques previamente mencionados.
Lo que permitió conocer, de una mejor manera, la estructura formal de la lengua; sin
embargo, no se aborda prácticamente el habla o los usos que de ella hace el hablante en
los distintos espacios comunicativos.
Gracias a los adelantos científicos en la semántica, la sociolingüística, la pragmática,
entre otras encargadas de estudiar lo referente con el proceso de comunicación, ya el
lenguaje se estudia como un medio de comunicación social y no únicamente como el
sistema de signos que es. Hacia finales del siglo XX, tanto los lingüistas como los
didactas de la lengua, enfocaron sus estudios hacia una lingüística del discurso o del
habla, de lo que ya se encargaban la lingüística funcional sistémica de Gran Bretaña, la
Escuela de Praga y la tagmémica norteamericana, que siempre se dedicaron al estudio
del discurso.
A diferencia de lo que propone la lingüística de la lengua, la lingüística del habla o del
discurso considera que el lenguaje es un sistema compuesto por el conocimiento de los
hablantes sobre el mundo y el medio social que los rodea y que se dedica al estudio de
las estructuras lingüísticas en dependencia del uso comunicativo que hace el hablante,
siempre teniendo en consideración los aspectos pragmáticos del proceso comunicativo.
En lo que respecta al proceso de enseñanza – aprendizaje de la gramática normativa,
queda claro que es aquella que “(…) establece lo que una autoridad aceptada por la
mayoría define como correcto, de acuerdo con una norma establecida por los gramáticos
o aceptada en el uso” (Pérez, 1966, p. 23). Esta es la que permite que se regule el uso de
las estructuras lingüísticas, ya que es necesario la mayor estabilidad posible en el
empleo de la lengua, para una comunicación efectiva entre los interlocutores, así como
una mejor conservación de nuestro idioma.
La gramática que propone la Real Academia de la Lengua es normativa, puesto que
entre sus funciones destaca la conservación del idioma y el uso adecuado del mismo.
Sobre esto, Roca (1966) dice que “(…) la existencia de una gramática normativa tiene
plena justificación y las necesidades prácticas que satisface el derecho a subsistir al lado
de la gramática teórica o científica, ya sea de carácter general o descriptivo de una
lengua determinada” (p. 64). Aunque Roca Pons le concede una importancia notable a
esta gramática, su concepción contradice el empleo que hacen los hablantes de las
estructuras gramaticales en los diversos espacios comunicativos, los cuales pueden ser
válidos siempre y cuando el proceso de comunicación se logre con eficacia.
Durante el proceso de enseñanza – aprendizaje de las normas gramaticales se pueden
encontrar serias dificultades, relacionadas tanto con las habilidades específicas de este
componente en la asignatura de español y literatura, como con el sistema de
conocimientos de este; pero lo más notable es que el estudio de este componente no ha
contribuido cabalmente al desarrollo de habilidades comunicativas en el estudiantado.
Por lo que la enseñanza de las normas gramaticales debe abordarse desde el análisis de
los contenidos, teniendo en cuenta la funcionalidad de las estructuras gramaticales en el
discurso tanto oral como escrito.
Por tanto, se entiende por norma gramatical al “…conjunto de reglas que regulan el
empleo de las estructuras gramaticales no contextualizadas (o sea que se utilizan con
independencia del contexto) de una lengua determinada, con la finalidad de mantener su
estabilidad para el logro de una comunicación adecuada” (Toledo, 2011, p. 128).
A partir de lo anteriormente expuesto, podemos concluir que la gramática se ha
estudiado con un fin en sí misma y de forma inmanente, en la cual se han abordado las
estructuras morfológicas y sintácticas que integran la lengua, en todos los niveles de
enseñanza. El estudiante no solo debía describir las unidades que integran cada nivel,
sino que tenía que explicar las relaciones que se establecen entre ellas, y el resultado era
que el alumno memorizaba reglas gramaticales, clasificaciones, conjugaciones, etc., sin
llegar a comprender cabalmente la finalidad de dichos estudios.
Con el fin de lograr una mejor comprensión de los niveles de la lengua y sus
posibilidades de uso en el medio social, surge entonces la lingüística discursivo -
funcional o lingüística del texto, la cual puede definirse como “el estudio científico y
lingüístico de las unidades en que efectivamente se produce la comunicación verbal, es
decir, los textos” (Bernárdez, 1987, p. 7).
1.2 Las normas gramaticales desde un enfoque cognitivo, comunicativo y
sociocultural
Angelina Roméu, acerca de la enseñanza de la gramática y sus normas, a partir del
enfoque discursivo – funcional, puntualiza en dos posiciones:
“La primera de ellas enfatiza en el aspecto estructural y trata de establecer un
modelo, una estructura, una gramática del texto, en dependencia de su función. Se
trata de ofrecer el modelo estructural o la morfosintaxis del texto y su método es el
análisis estructural. La segunda centra su interés en el texto como proceso de
significaciones, la búsqueda de los múltiples sentidos que el texto puede encerrar”
(Roméu, 1992, p. 4).
Eso no es más que la capacidad que tienen las estructuras lingüísticas, estigmatizadas
como correctas, de ajustarse a los distintos contextos durante la producción o
interpretación del discurso, ya sea oral o escrito.
Por trial, nos queda claro que la gramática del texto no se contrapone a la gramática en
una acepción más amplia, sino que “como las gramáticas del texto tienen que explicar
las estructuras lingüísticas abstractas que subyacen en el discurso, y como las oraciones
también pertenecen a esas estructuras, una gramática del texto, claro está, incluye a una
gramática de la oración” (Van Dijk, 2001, p. 22). Aun cuando la gramática del discurso
sea integradora, para que pueda llevar a cabo sus funciones particulares debe
concentrarse en los elementos propios del discurso, que en la gramática de la oración no
podrán expresarse correctamente basado en funciones propias de la gramática del texto.
Van Dijk (2001, p. 19) propone los argumentos esenciales para el adecuado aprendizaje
de este enfoque:
Las teorías lingüísticas y las gramáticas en particular deben dar cuenta de la
estructura lingüística de emisiones completas, es decir, también de las emisiones de
secuencias de oraciones.
Hay propiedades gramaticales más allá de las fronteras de la oración, por ejemplo,
las relaciones semánticas entre oraciones.
Un estudio del discurso permite generalizaciones sobre propiedades de oraciones
compuestas y propiedades de secuencias de oraciones.
Ciertas propiedades lingüísticas, tales como la noción de macroestructura, pertenecen
a unidades suprasentenciales como, por ejemplo, fragmentos, párrafos, discursos, etc.,
de un discurso.
La relación entre la gramática y la pragmática presuponen una descripción gramatical
de secuencias de oraciones y propiedades del discurso como un todo, para, por ejemplo,
dar cuenta de las relaciones entre actos de habla y macroactos de habla.
Una gramática del texto es una base más adecuada para una relación sistemática con
otras teorías del estudio del discurso, como la estilística, la retórica, la poética, el
estudio de la narrativa, etcétera.
Una gramática del texto nos da una mejor base lingüística para elaborar modelos
cognitivos del desarrollo, la producción y comprensión de la lengua (y, por lo tanto, del
discurso).
Una gramática del texto proporciona una mayor base para el estudio del discurso y la
conversación en el contexto social, interaccional e institucional, y para el estudio de
tipos de discurso y del uso de la lengua en las distintas culturas.
Lo anterior demuestra que la gramática del texto rebasa los límites de la oración, puesto
que analiza las relaciones que existen entre las oraciones; por tanto “la primera
aproximación gramatical del discurso será una representación de un discurso en
términos de una secuencia de oraciones... La secuencia es una primera ordenación lineal
de oraciones en el tiempo o en el espacio. Luego veremos que esta ordenación también
se define en términos de relaciones semánticas y pragmáticas” (Van Dijk, 2001, pp. 13-
14). Esto permite hacer un análisis de las estructuras gramaticales en secuencias de
oraciones considerando como normal, al analizar la oración aisladamente, en contextos
donde sería agramatical, ya que en una secuencia de oraciones es completamente
aceptable y se considera correcta.
Los estudios gramaticales basados en el enfoque cognitivo, comunicativo y
sociocultural y el método discursivo – funcional, no analiza únicamente la existencia de
estructuras lingüísticas que pueden expresar un mismo significado, pues estudia cómo
dichas estructuras son típicas durante el proceso de comunicación, en determinados
tipos de discursos. Los estudios gramaticales y su enseñanza consideran fundamental la
influencia que ejerce el contexto en la elección de distintas estructuras gramaticales por
los interlocutores.
La aplicación de la lingüística del texto al proceso de enseñanza - aprendizaje de la
gramática y su normativa, permite que los estudiantes se apropien del método de
análisis discursivo – funcional del texto, lo que se manifiesta tanto en el aprendizaje de
del estudiante como en modo de actuación frente al estudio del discurso. El análisis,
basado en la descripción comunicativo–funcional del discurso, tiene en cuenta los
criterios semántico, sintáctico y pragmático, o sea, el estudio de las estructuras
lingüísticas se centra en qué significa, por qué se usa, cómo y para qué se utiliza.
“La integración contenida–forma– contexto posibilita que el estudiante mediante la
captación del significado del texto pueda descubrir la funcionalidad de las estructuras
gramaticales de acuerdo con la intención del autor y la situación comunicativa en que se
emita el mensaje” (Toledo y Godoy, 2013, p. 11). Lo que significa que, para analizar las
estructuras lingüísticas y su función, se debe partir del contenido a la forma y retomarlo
en un contexto determinado, lo que posibilitará que la comprensión del texto sea mucho
más profunda y acabada.
El enfoque cognitivo, comunicativo y sociocultural que propone la Dra. Angelina
Roméu en 2007 tiene un sistema de categorías que están vinculadas a las dimensiones
semántica, sintáctica y pragmática del texto. Esta forma contemporánea para el estudio
y enseñanza de la gramática parte de la actividad puesto que el lenguaje es una forma de
actividad humana de comunicación, al mismo tiempo que la comunicación, como ya se
ha expuesto previamente, es un proceso para la transmisión y recepción de la
información, cuyas emisiones constituyen actos de habla.
“Es propio de la actividad comunicativa el intercambio de significados. Es preciso
realizar el análisis semántico del texto objeto de estudio. El alumno descifrará su
configuración fonológica, descubrirá su configuración sintáctica y a partir de sus
saberes, creencias, valores y experiencias llevará a cabo las configuraciones lógicas y
conceptuales” (Toledo y Godoy, 2013, p.12).
Por lo que una vez que el estudiante logre asociar, por sí solo, los significantes a un
significado, podemos decir que ha interpretado correctamente el discurso.
Por tanto, basados en el enfoque cognitivo, comunicativo y sociocultural podemos
plantearnos que “… el proceso de enseñanza de las normas gramaticales orienta hacia la
comprensión y construcción de textos coherentes, orales y escritos, y descansa en el
conocimiento de las regularidades morfológicas y sintácticas y su empleo en textos
estilísticamente diferentes y en situaciones comunicativas variadas, a partir de la
intención comunicativa del autor” (Toledo, 2011, p. 126).
Es preciso destacar que las normas gramaticales pueden ser vistas y analizadas desde
dos perspectivas: lo habitual, basado en el uso que le da el hablante y lo que se
considera correcto, aquello que esta estigmatizado como modelo lingüístico. El hablante
siempre escogerá las estructuras lingüísticas que se ajusten a las distintas situaciones
comunicativas en las que se encuentre donde se manifiesta, lo que denominamos
factores extralingüísticos, que favorecen el desarrollo del acto comunicativo; aunque
están basados en las características del emisor y el receptor, la edad, el carácter, la
intención comunicativa del emisor, así como la finalidad del mensaje emitido y la
situación donde los dialogantes interactúan; para que este acto comunicativo se logre sin
barreras, depende de la adecuada selección de los recursos gramaticales.
Si bien en nuestra lengua existe un gran número de estructuras lingüísticas que para
completar su significación dependen de la intención y del contexto, también
encontramos un grupo de estructuras gramaticales que no tienen ninguna dependencia
del contexto y alterarlas implicaría una afectación en las leyes de nuestro idioma, su
corrección y claridad. Por tanto, se puede arribar a la conclusión de que existen normas
contextualizadas y normas no contextualizadas, y lo que para una está gramaticalmente
normado, para la otra no lo constituye.
Basado en su teoría del contexto, Van Dijk (2001) nos explica cómo los interlocutores,
tienen la capacidad de adaptar tanto la producción del discurso como su recepción e
interpretación, a una situación comunicativa – interpersonal – social (p. 71). Los
participantes operan con sus modelos lingüísticos de contexto que se construyen y
estigmatizan a partir de sus experiencias cotidianas y los saberes que posea,
permitiéndole aprovechar de cada situación lo más relevante.
Durante mucho tiempo la disyuntiva entre lingüistas y didactas ha radicado en qué
norma enseñar. Si enseñamos únicamente las normas que ha establecido la Real
Academia se cometería el error de enseñar estructuras gramaticales muy distantes de
nuestra realidad cotidiana, ya que ajustarnos exclusivamente a las estructuras
gramaticales empleadas por los escritores o a la enseñanza de estructuras que se
consideran las correctas para una comunicación bien lograda, seria distanciarnos de
nuestra realidad lingüística y quedarnos temporalmente detenidos. La escuela tiene la
misión de responder a las necesidades actuales de cada medio social, preparar el hombre
para las exigencias de su época y demostrar que la lengua es un organismo vivo en
constante evolución.
Para Roméu (2011), a la escuela le corresponde como tarea la función niveladora en el
aprendizaje de las normas gramaticales, teniendo en cuenta las variaciones diatópicas,
diafásicas y diastráticas. Además, propone en primer lugar poner en contacto al
estudiante con las normas lingüísticas que interaccionan en el ámbito educativo: la culta
y la literaria. La culta, porque es la de los libros de texto y otras bibliografías
académicas y la que emplean sus profesores para la impartición de sus clases; y la
literaria, por el estudio de textos literarios donde se recrean todas las normas, debido a
la capacidad que tiene la literatura de ser un reflejo artístico de la realidad.
En segundo lugar, Roméu expresa la necesidad de hacer un análisis reflexivo acerca de
las estructuras de la lengua en distintas tipologías textuales, siempre teniendo en cuenta
su forma y función, la relación que se establece entre las palabras para formar unidades
supraoracionales. Como tercer aspecto para la nivelación en el aprendizaje de las
normas, se debe tener en cuenta que el uso de las estructuras gramaticales se realiza en
situaciones comunicativas, por lo que la selección adecuada de los medios léxicos y
gramaticales deberá estar a tono con el estilo funcional seleccionado para la
construcción de textos. Por hacer alusión a formar en el estudiante una conciencia de lo
correcto y lo incorrecto; puesto que la tarea correctiva del docente debe estar basada en
hacerle saber al estudiante cuáles son las normas que caracterizan el empleo de la norma
culta, así como desarrollar habilidades y destrezas en el proceso de análisis de la lengua,
por sí mismos.
Metodología
Para el desarrollo del artículo se utilizó el enfoque cualitativo, puesto que, para
Hernández, Fernández & Baptista (2014), permite al investigador detallar los elementos
esenciales del tema investigado, esta metodología contribuye a que se conozca la
realidad existente en la enseñanza preuniversitaria, respecto a al proceso de enseñanza
aprendizaje de las normas gramaticales.
Se empleó el método histórico – lógico, que según Nocedo (2009) posibilita la
determinación, de forma lógica, del desarrollo sincrónico del tratamiento de las normas
gramaticales durante el proceso de enseñanza – aprendizaje de la lengua en la
enseñanza preuniversitaria. El inductivo – deductivo, que a juicio de Nocedo (2009) se
utiliza para hacer referencias y deducciones acerca del tratamiento didáctico y
metodológico de las normas gramaticales en la escuela, y de este modo obtener
resultados y arribar a conclusiones.
Los autores se auxiliaron de la técnica de revisión bibliográfica – documental, al
consultar los documentos esenciales para el trabajo didáctico - metodológico de las
normas gramaticales en el proceso de enseñanza – aprendizaje de la lengua en el
preuniversitario, ya que para Hernández et al. (2014) ésta posibilita hacer una profundo
análisis, descripción e interpretación del tema objeto de investigación.
Resultados
1.1 Principales deficiencias en el proceso de enseñanza – aprendizaje de las normas
gramaticales en las enseñanzas media y superior
El didacta de la lengua no solo debe saber qué enseñar, sino cómo hacerlo, ya que es
imprescindible que el estudiante conozca cómo cada estructura gramatical es empleada
en función del mensaje que se quiere transmitir; respecto a lo cual González (1992)
expresó: “además de las formas y las estructuras de la lengua, o antes que ellas,
adquieren importancia otras muchas cuestiones: la situación en que se produce un
determinado acto comunicativo, la función social que cumple, el papel que desempeña
los participantes, la intención comunicativa global, los datos, que no están explícitos,
hay que tener en cuenta la coherencia del enunciado, su adecuación a la intención y al
contexto” (p.6).
De acuerdo a lo anterior, esto lleva a realizar un análisis sobre las principales
deficiencias del proceso de enseñanza y aprendizaje de la gramática y las normas que la
rigen.
Los docentes tienen conocimiento de las de las dificultades que presentan los
estudiantes en el dominio de las estructuras gramaticales y su funcionalidad, pero aún
no poseen una debida actualización sobre las concepciones del enfoque cognitivo,
comunicativo y sociocultural como fundamentos teóricos para llevar a cabo,
adecuadamente, la enseñanza aprendizaje de la gramática.
Los estudiantes tienen conciencia de la importancia que tiene la enseñanza de las
normas gramaticales, pero presentan dificultades en el reconocimiento de las clases de
palabras o categorías gramaticales y la funcionalidad de estas en contextos oracionales
diferentes; poseen errores en la delimitación de oraciones y tiene un vago dominio de
los conceptos, ya que no los interiorizan, sino que los aprenden memorísticamente.
Los estudiantes no se percatan de la funcionalidad de las estructuras
gramaticales y la importancia de las mismas en el desarrollo de destrezas y habilidades
comunicativas.
No se utiliza cabalmente, durante el proceso de enseñanza - aprendizaje de las
normas gramaticales, el método discursivo – funcional de la misma manera que no se
evidencia en muchas clases el análisis semántico, sintáctico y pragmático durante el
tratamiento de los contenidos gramaticales.
En muchas ocasiones, y debido al enfoque de los libros de texto, no se potencia,
en las clases de gramática, una vinculación con los componentes funcionales de la clase
de lengua: comprensión, construcción y análisis de textos.
1.2 Tratamiento metodológico dela enseñanza delas normas gramaticales enel nivel
medio
Como ya es sabido, la normativa es la disciplina que se encarga de las normas, su
estudio y enseñanza. En lo que respecta a las normas lingüísticas en el ámbito docente
Roméu (2013) mantiene que “la enseñanza normativa en la escuela media tiene como
objeto de estudio el proceso de enseñanza – aprendizaje de las normas que rigen los
usos establecidos socialmente” (p. 42).
De esta manera, podemos decir que través de los años se han aportado diferentes
criterios acerca de la enseñanza aprendizaje de la gramática y las normas que rigen su
uso, que van desde pensar que aprendiéndola mecánicamente otorga un pleno dominio
de la lengua, hasta creer que solo debe tratarse de forma incidental algunos aspectos de
las estructuras gramaticales. Respecto a eso, Herminio Almendros dice:
“Las nociones teóricas que se incluyan en los programas que se formulen, deberán
reducirse a ideas sencillas y claras de índole gramatical, sin nomenclaturas enojosas;
ideas que, en lo posible, deberán elaborarse en el proceso mismo de las prácticas que
se establezcan, y como medio de hacer algún análisis de la expresión que aclare
dudas, allane dificultades y subsane errores” (Citado en García et. al, 1978, p. 121).
Se hace absurda la concepción de creer que abundantes nociones de teoría sobre las
estructuras gramaticales contribuyen a un dominio de la lengua ideal, puesto que el
estudio de la gramática va más allá de la adquisición de la de una lengua, consiste en el
análisis científico del idioma.
Roméu (2013, p. 50) plantea que al abordar el tratamiento de las normas durante el
proceso de enseñanza aprendizaje se deben tener en consideración las siguientes ideas:
Se debe concebir la enseñanza de las normas desde una concepción plural,
democrática y no excluyente por razones de sexo, raza, edad, procedencia social,
cultural y otros factores de índole discriminatoria.
Se debe tener una atención sistemática y una preocupación constante (en relación
con el conocimiento y empleo de las normas) que contribuyan al desarrollo de una
actitud consciente por parte de los niños, adolescentes y jóvenes, para llegar a ser
hablantes cultos.
El aprendizaje de las normas debe constituir un nodo interdisciplinario en el que
se articulen todas las asignaturas, de ahí que enseñar normas no sea exclusivo de la
clase de lengua materna, aunque en ella se aborde como contenido específico.
El uso correcto de la lengua debe estar presente en todos los ámbitos de
socialización en los que los escolares interactúan a fin de (…) crear conciencia al
respecto del respeto a la lengua como expresión de nuestra cultura e identidad.
La escuela tiene como uno de sus objetivos fijar en los estudiantes normas de corrección
lingüísticas, para lo cual se apoya en la enseñanza de la normativa. El uso adecuado de
los vocablos, el estudio de solecismos y cómo evitarlos, el establecimiento de la
concordancia entre sustantivo y adjetivo, la formación de plurales y femeninos, etc., son
hábitos idiomáticos que el estudiante debe incorporar, a lo largo de toda su enseñanza,
en gran medida y gradualmente, a fin de ampliar sus conocimientos lingüísticos.
Las estructuras gramaticales no deben ser enseñadas sobre la base de la memorización
de definiciones, clasificaciones y esquemas, sino que la reflexión debe centrase en los
hechos de la lengua, la estructura del idioma, la dinámica de relación entre dichas
estructuras y la variedad de matices que la realidad impone en dependencia del contexto
en que se desarrolle el proceso comunicativo.
“No parece superfluo encarecer la necesidad de mantenerse dentro de unos límites
realistas y prácticos: no perder nunca de vista que trabajamos con adolescentes de muy
variados intereses lingüísticos, no con futuros profesores de gramática” (García, 1975,
p. 81). La determinación de los contenidos sobre la enseñanza de las normas
gramaticales es una tarea de equipo y su metodología está bien definida, pues le ofrecen
al docente las pautas que debe seguir durante el proceso de enseñanza aprendizaje de la
lengua. Ahora bien, la obligación del profesor no es más que hacer fecundo el proceso
de aprendizaje, permitirle al alumno, a partir de uno de los tantos problemas que tiene la
lengua, la autogestión del conocimiento o con una ayuda mínima u orientación por parte
del docente.
Cada clase de gramática debe ser viva y dinámica, en la que se propicie el análisis, la
meditación y la discusión durante el proceso de aprendizaje de las normas gramaticales.
Además de proponer ejercicios para fijar el conocimiento o para permitir un análisis
personal de variantes distintas a las analizadas durante la clase.
No está demás señalar que el conocimiento científico de la lengua podrá conducir al
docente en su incesante formación por una parte a los estudios, conceptos y
planteamientos que no tienen cabida en la escuela, y por otro lado en la profundización
en el enfoque y conceptuación de la temática a trabajar en el aula. Estar bien preparados
es de obligación primordial, pero conducir adecuadamente la clase dentro del nivel de
razonamiento que exige el aprendizaje de los estudiantes en una prioridad didáctica aún
mayor.
Para lograr que el proceso de enseñanza – aprendizaje de las normas sea efectivo debe
ser, en primer orden, funcional, de manera tal que contribuya al desarrollo de la
comunicación tanto oral y escrita. Por ello su estudio deberá realizarse a través del uso
de diversas tipologías textuales y debe estar vinculado a los procesos de comprensión,
construcción y análisis. Durante el proceso de comprensión textual el alumno activa los
conocimientos que posee sobre las estructuras gramaticales, las normas que rigen su uso
y su funcionalidad en dependencia del contexto. Esto también ocurre cuando es el
estudiante quien construye el texto, pues en el proceso de creación debe estar al tanto de
cuestiones como concordancia, accidentes gramaticales del verbo, uso adecuado de
conectores, sentido del enunciado, etc.
Al tener en consideración las normas gramaticales durante el proceso de comprensión y
construcción, el estudiante podrá reflexionar sobre la funcionalidad de las mismas en la
atribución de significados al texto estudiado y el logro de la coherencia en lo escriba.
Tendrá la posibilidad de regular por sí mismo los procesos de significación, en
dependencia de las variaciones contextuales. Además de la importancia de hacer una
valoración de lo que otros han escrito y comprendido sobre una temática determina.
1.3 Organización del proceso de enseñanza – aprendizaje de las normas
gramaticales
La clase de normas gramaticales debe concebirse “… de manera tal que cumpla con las
exigencias de la clase contemporánea: educación ideológica de los alumnos, logro de la
solidez de los conocimientos, educación de la actividad independiente, desarrollo de la
creatividad, etcétera” (Curbelo, 1978, p. 130). Para que esto ocurra debe existir una
intensa preparación por parte del docente, que la estructurará atendiendo a su lógica
interna (contenidos, objetivos, métodos, procedimientos) y siempre teniendo en cuenta
la caracterización de los estudiantes.
En el proceso de preparación de la clase para la enseñanza de normas gramaticales se
debe tener en cuenta los siguientes principios de la didáctica: determinación de los
objetivos, los cuales constituyen el punto de partida del proceso docente educativo; la
determinación de la estructura según el contenido, es vital seguir una secuencia óptima
en el proceso de enseñanza -de lo conocido a lo desconocido, de lo simple a lo
complejo- siempre considerando los pasos intermedios necesarios en la presentación del
contenido y su accesibilidad; determinación de la estructura según las funciones
didácticas y análisis de la estructura desde el punto de vista metodológico –
organizativo.
La enseñanza de las normas gramaticales en sus inicios es una tarea delicada y
dedicada, que requiere de una dosificación meticulosa con el objetivo de llevar al
estudiante a un mayor ejercicio del raciocinio. Por tal razón, el proceso de enseñanza –
aprendizaje de las normas gramaticales debe ser contextualizado, flexible, dinámico y
heurístico; además, su vinculación con los procesos de análisis, comprensión y
construcción de significados, será de gran utilidad en el desempeño académico y social
de los estudiantes.
Para esto, el docente deberá hacer uso de métodos, procedimientos, medios de
enseñanza y formas de organización de la clase que no solo despierten el interés hacia el
aprendizaje de las normas, sino que favorezcan la participación activa de los
estudiantes, el aprendizaje significativo – desarrollador y la capacidad de autorregular
aquello que aprende.
Para que se logre lo planteado anteriormente, es necesario que los métodos y
procedimientos que se utilicen en esta enseñanza conduzcan al estudiante a la
realización de las actividades consiente y activamente de manera tal que se pueda llegar
a resultados aplicables a nuevas situaciones. En este proceso juega un papel importante
el trabajo independiente y el vínculo entre la teoría y la práctica: “la práctica es el punto
de partida para llegar a la teoría, y esta permite volver a una práctica enriquecida”
(Curbelo, 1978, p.129).
El análisis y el razonamiento son principios esenciales en la enseñanza de las normas
gramaticales, donde se utilizan métodos basados en la inducción y la deducción. Es
necesario que los estudiantes aprendan a establecer semejanzas y diferencias a observar,
escuchar y comparar las estructuras lingüísticas, partiendo de las formas y funciones
propias, así como de su significación y sus variaciones, en dependencia del contexto en
que se empleen y la intención comunicativa de los hablantes.
Como métodos para la enseñanza de las normas gramaticales, se asume la clasificación
binaria que propone Roméu (1987). Por su aspecto externo, lo métodos se clasificarán
en expositivo – explicativo, la conversación y el trabajo independiente, y por su aspecto
interno se consideran métodos productivos y reproductivos. Debido a las características
que tiene la enseñanza de las normas gramaticales en la enseñanza preuniversitaria, se le
debe dar prioridad a la conversación y al trabajo independiente y a los métodos
productivos; siempre que exista la posibilidad el docente podrá considerar la utilización
de métodos reproductivos.
Los métodos productivos (heurísticos, problémicos e investigativos) se utilizarán
esencialmente en la inducción de determinada regla o uso normado socialmente y
cuando se esté dando tratamiento a ese nuevo contenido. Para el trabajo con esta
clasificación binaria de los métodos se debe seguir los siguientes pasos:
Selección de un texto para su posterior lectura y comprensión.
Focalización del empleo que se hace de determinadas estructuras y análisis de su
relación con la semántica y la pragmática. Para ello se crearán una situación que tendrá
solución a través de la búsqueda parcial o heurística.
Análisis de una solución adecuada para lograr el uso correcto en el caso planteado.
Elaboración individual o colectiva de la norma.
En el caso de los métodos reproductivos, se recomienda que su uso sea exclusivamente
una vez que el estudiante haya adquirido el conocimiento que se abordará durante la
clase. Inicialmente el docente deberá llevar a cabo un proceso de rememoración del
conocimiento adquirido en otra unidad, grado o enseñanza. Luego se procederá a la
ejercitación y consolidación de lo conocido previamente, y por último se aplicarán
nuevas situaciones.
Los procedimientos empleados variarán en dependencia de la función didáctica de cada
clase. Según dentro de los procedimientos de carácter general tenemos la observación,
el inductivo – deductivo, el analítico – sintético, y otros, como la ejemplificación, la
lectura, la copia, la creación de situaciones comunicativas, el dictado, mapas, cuadros
sinópticos, resúmenes, mapas conceptuales, entre otros que serán útiles en cualquier
clase.
El procedimiento inductivo – deductivo, posibilita que se guíe al estudiante a través de
la observación y el análisis hacia el descubrimiento de la regularidad (inducción de la
norma), posteriormente expresará con sus palabras lo observado y con la ayuda del
docente descubrirá la norma, que aplicará a nuevas situaciones (deducción de la norma).
Para la enseñanza de las normas o reglas gramaticales el docente deberá tener en cuenta
el siguiente algoritmo metodológico que propone Roméu (2013):
“Se seleccionará uno o varios textos modelos en los que aparezcan las
estructuras objeto de estudio.
Luego de su lectura y comprensión, se pedirá a los alumnos que extraigan las
estructuras con las que el autor expresa cierta significación y que presenta cierta
regularidad. Se extraerán y se escribirán de modo que puedan ser observadas y
analizadas con claridad (…) Durante el análisis se establecerán nexos de lo que el
alumno conoce y se hará notar qué dice, cómo lo dice y dónde lo dice, pues es
oportuno que el alumno descubra la intencionalidad del autor y las relaciones entre la
semántica, la sintaxis y la pragmática discursiva.
Los alumnos tomarán nota de lo observado y elaborarán la regla con sus
palabras.
Posteriormente el conocimiento se sistematizará mediante su aplicación en
situaciones nuevas y de forma independiente para lograr la autorregulación” (p. 58).
En el caso del procedimiento analítico – sintético, el análisis es el que permite que se
haga una desintegración del todo en sus partes integrantes, y con la síntesis se puede
integrar las partes del todo. Este será el procedimiento a utilizar cuando se segmenta un
texto en partes lógicas, se dividen los párrafos en cláusulas y oraciones gramaticales, se
descompone la oración en los sintagmas que la forman, se define el núcleo del sintagma
nominal y sus modificadores y el núcleo del sintagma verbal y los complementos que lo
integran se divida la palabra en lexema y morfema o se segmente y se transcriba la
estructura fonológica de una palabra.
Ahora bien, dentro de los procedimientos específicos tenemos la exposición, la
argumentación, la toma de notas, la pregunta retórica para el método expositivo –
explicativo; el planteamiento de problemas, las preguntas y respuestas son
procedimientos de la conversación heurística, mientras que en el método trabajo
independiente se utilizará la búsqueda de información, la ejercitación, la solución de
tareas y problemas y la respuesta a cuestionarios.
En el proceso de enseñanza de las normas gramaticales se podrán aplicar diversos
medios de enseñanza, en los tiempos actuales se cuenta con una gran diversidad de
recursos tecnológicos que activan el aprendizaje desarrollador al fomentar el trabajo
independiente de los estudiantes. Dentro de los medios que podrán utilizarse como
apoyo a los métodos en este proceso tenemos: los textos, mapas conceptuales, fotos,
carteles y el uso de las tecnologías de la información: presentaciones electrónicas en
Power Point, audiovisuales, softwares, etc.
Como formas de organización del proceso de enseñanza – aprendizaje, el docente podrá
hacer uso de todas las formas conocidas, pero en función de lograr el dinamismo que
debe caracterizar una clase de lengua “se recomienda la organización en equipos para la
búsqueda parcial o heurística del conocimiento, la solución de problemas y para la
investigación sobre problemas específicos planteados por los propios estudiantes”
(Roméu, 2013, p. 60). Esta forma de organización contribuye al desarrollo de
habilidades en la autogestión del conocimiento, además, el estudiante podrá ser el
constructor de su propio conocimiento.
Conclusiones
En el ámbito docente es importante dejar claro que la escuela tiene la misión de
garantizar a su alumnado el dominio de la norma culta, que es esencial para lograr la
comprensión y construcción de textos de distintas tipologías y la adecuación de su
lenguaje a las exigencias comunicativas en las que se pueda encontrar.
La enseñanza de las normas se aborda desde su vinculación a los procesos de
comprensión y construcción de significados, y se basa en la reflexión sobre los usos del
lenguaje una vez que el estudiante descubre la funcionalidad de las estructuras
discursivas, aprehende los conceptos y los modos de actuar y va familiarizándose con el
metalenguaje imprescindible para aludir a los códigos, formas elocutivas, medios
gramaticales y lexicales y los recursos estilísticos y retóricos que son característicos del
discurso.
En lo que respecta a la gramática normativa, queda claro que es aquella que “(…)
establece lo que una autoridad aceptada por la mayoría define como correcto, de
acuerdo con una norma establecida por los gramáticos o aceptada en el uso” (Pérez,
1966, p. 23). Esta es la que permite que se regule el uso de las estructuras lingüísticas,
ya que es necesario la mayor estabilidad posible en el empleo de la lengua, para una
comunicación efectiva entre los interlocutores, así como una mejor conservación de
nuestro idioma.
La enseñanza de las normas gramaticales particularmente deberá reclamar mayor
intensidad en el ejercicio del raciocinio; la normativa no es una disciplina informativa,
sino formativa, requiere de una participación activa y continua de los estudiantes, así
como su total concentración en los hechos de la lengua. Este proceso requiere de un
tratamiento del contenido de forma cíclica ascendente: los conceptos que se ofrecen en
un grado deben ser ampliados durante ese curso o en cursos posteriores, siempre
evitando la monotonía, el docente no puede olvidar que a medida que aumente el
desarrollo psíquico del estudiante, debe aumentar la complejidad de los contenidos, de
lo contrario el alumno se aburre y no se logra el aprendizaje.
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