El imperativo y el Que conjuntivo en el Papel Periódico de la
Havana (1797)
Fecha de recepción: 2021-04-05 • Fecha de aceptación: 2021-06-07 • Fecha de publicación: 2021-10-09
Anabel Rodríguez González
Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas, Cuba
Resumen
El presente trabajo, de acuerdo a su título, se seleccionó esa fecha porque el año 1797 aparece
íntegramente en el periódico original, que se encuentra en el Fondo Coronado de la Universidad
Central “Marta Abreu” de Las Villas, además, por ser uno de los primeros estudios realizados
desde la perspectiva trazada. El objetivo del artículo es describir el uso del imperativo y el Que
conjuntivo en los textos publicados en el año 1797 en el Papel Periódico de la Havana. El
problema es el siguiente: ¿Los textos seleccionados del Papel Periódico de la Havana presentan
usos del imperativo y del Que conjuntivo característicos de la lengua escrita en este período? Por
lo que se estableció como hipótesis: La lengua escrita en la muestra pudo admitir, por las
condiciones de su producción y recepción, usos característicos del imperativo y del Que
conjuntivo en una etapa importante en la historia de Cuba. A partir del objetivo planteado se
realiza la descripción y análisis del imperativo y del Que conjuntivo, y su función dentro de la
oración. Para esto se utilizan ejemplos concretos extraídos de la muestra, lo que se sintetiza en
las conclusiones, al demostrar la autenticidad de la hipótesis trazada.
Palabras Clave: Imperativo, Que conjuntivo, usos, lengua escrita
Abstract
The present work, according to its title, was selected because the year 1797 appears in its entirety
in the original newspaper, which is in the Coronado Fund of the Central University "Marta
Abreu" of Las Villas, and also because it is one of the first studies carried out from the traced
perspective. The objective of the article is to describe the use of the imperative and the
conjunctive What in the texts published in 1797 in the Newspaper of the Havana. The problem is
the following: Do the selected texts of the Newspaper of the Havana present uses of the
imperative and the What conjunctive characteristic of the written language in this period? For
what it was established as hypothesis: The written language in the sample could admit, by the
conditions of its production and reception, characteristic uses of the imperative and the
conjunctive What in an important stage in the history of Cuba. Based on the stated objective, the
description and analysis of the imperative and the conjunctive What, and their function within
the sentence is carried out. For this, concrete examples extracted from the sample are used,
which is synthesized in the conclusions, by demonstrating the authenticity of the hypothesis
drawn.
Keywords: imperative, what conjunctive, uses, written language
Introducción
En el siglo XVIII, novedades y vulgarismos tropiezan con la barrera de normas establecidas que
son muy lentas en sus concesiones. La fundación de la Real Academia de la Lengua Española
(1713), va revelando la preocupación por el estudio y la purificación del idioma; por lo cual es
importante la existencia de estudios que se encarguen de recoger las modificaciones que con el
transcurrir del tiempo sufre este.
En 1980, Guillermo Guitarte advertía que, aunque exista una tradición de estudios históricos en
la filología americana que ha dado excelentes obras, “(…) hoy por hoy, el autor de una historia
de lengua española no tiene una obra en que fundarse para trazar una historia del español
americano” (p. 120).
Lo planteado por Guitarte resume las preocupaciones que desde el siglo XlX, habían venido
formulando los más autorizados hispanistas. En Cuba, por ejemplo, existen espacios vacíos de
estudios filológicos, lo cual sustenta el planteamiento anterior.
Sirven de antecedentes a este trabajo los siguientes estudios:
En el trabajo de Luis R. Choy (1998), “Periodización y orígenes en la historia del español de
Cuba”, se hace un estudio en dos etapas de los orígenes del español en nuestro país. En
Guardado (2000) “Interpretación fonética de hechos ortográficos documentados en las Actas
Capitulares del Ayuntamiento de la Habana (1577 – 1615)” se registran rasgos ortográficos
característicos de la época, y en el de Maritza Carrillo (1989), “Aproximación al estilo de la
sintaxis del joven Martí (1871 – 1881)”, aparece un análisis de la sintaxis propia de la obra
martiana; encontramos además la tesis de licenciatura “Aproximación a la ortografía y a la
sintaxis del español oriental de Cuba (1750 – 1770)” de Josende (2000), trabajo de carácter
regional que resulta muy interesante por el análisis sintáctico y ortográfico de los textos en
cuestión.
Sergio Valdés Bernal, en su artículo “Inquietudes lingüísticas cubanas sobre el español hablado
en Cuba. Siglo XVIII” (1978), destaca las características más específicas de la lengua hablada en
Cuba en los planos léxicos y fonéticos, y enmarca todo en un contexto político – social. Por su
parte, Rodolfo Alpízar (1989), con “Apuntes para la historia de la lingüística en Cuba”, resulta
también un trabajo importante, por cuanto referencia los antecedentes de los estudios de la
sintaxis del español en Cuba durante el siglo XVIII. Estos autores sirvieron de base para la
caracterización del español en Cuba.
Otro de los trabajos que contribuye al conocimiento de una etapa relevante en el proceso de
desarrollo y consolidación de la lengua española en Cuba lo constituye la tesis de doctorado de
Alina Gutiérrez (2006), “Para la descripción lingüística del español en Cuba: usos ortográficos y
morfosintácticos en el Papel Periódico de la Havana (1791 y 1794)”. Su tema es el estudio de las
características de la lengua española escrita en la Habana en las postrimerías del siglo XVIII. Su
objeto es una muestra de catorce artículos aparecidos en el Papel Periódico de la Havana en los
años 1791 y 1794, de los cuales, diez, nunca reproducidos hasta entonces, fueron rescatados para
la investigación, a partir de las colecciones que se conservan en la Biblioteca Nacional José
Martí, en el Instituto de Literatura y Lingüística José A. Portuondo Valdor y la Biblioteca
Central Rubén Martínez Villena de la Universidad de la Habana.
Además de los trabajos antes mencionados, que corresponden a los estudios lingüísticos, se
pueden destacar otros que centran su estudio en la crítica, la polémica, y la historia del Papel
Periódico de la Havana. Fina García Marruz, en su artículo “La crítica y la polémica en el Papel
Periódico de la Havana” publicado en la literatura en el Papel Periódico de la Havana (1790 –
1805) señala que, desde el nacimiento del periódico, este estuvo signado por la voluntad de
servicio, y su crítica “(…) se ejerció principalmente en tres direcciones: crítica de costumbres,
reforma de la educación, corriente de mejor trato al esclavo…” (Vitier,1990).
Durante su año inaugural, el periódico tuvo solo diez números de frecuencia semanal, muchos de
los cuales se han perdido. A partir de 1791 y hasta 1805, tuvo dos números semanales, jueves y
domingo. La Real Sociedad Patriótica de la Habana, desde su fundación en 1793, se hizo cargo
del periódico.
En la presente investigación se realiza el estudio del uso del imperativo y del Que conjuntivo en
el siglo XVIII, específicamente en el Papel Periódico de la Havana (1797). Los textos objeto de
estudio fueron clasificados dentro del criterio del contenido, siguiendo lo citado por Grass Gallo
(2002). El problema del establecimiento de una tipología textual es bastante complejo, pues son
diversos los criterios que se pueden establecer para ello, en el libro Manual Práctico. Análisis y
comentario de textos de Larousse, aparecen los criterios de clasificación más frecuentes: la
forma, intención, presencia, de iconos y contenido del texto. Dentro del criterio de contenido
están los informativos, que a su vez contiene los textos periodísticos y publicitarios, explica
Grass (2002).
Se seleccionó la muestra, porque el año 1797 aparece íntegramente en el periódico original, que
se encuentra en el Fondo Coronado de la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas,
además, por ser uno de los primeros estudios realizados desde la perspectiva trazada. Existen
otros años como el 1791, 1794 y 1801; de los cuales solo aparecen unos pocos ejemplares y en
fotocopias. Los años 1791 y 1794 fueron trabajados por la doctora Alina Gutiérrez, y no están los
originales. Se seleccionó el imperativo por la frecuencia de uso, además, sería demasiado extenso
abarcar todos los aspectos morfosintácticos reflejados en la muestra, de ahí la elección que
responde al objetivo trazado.
Este trabajo ha brindado la posibilidad de consultar documentos originales en el Fondo Francisco
de Paula Coronado, que contribuyen al conocimiento de la lengua escrita en nuestro país a fines
del siglo XVIII. En el Fondo Coronado se pueden encontrar los años 1791, 1794, 1797, 1798 y
1801 del Papel Periódico de la Havana, este fondo se encuentra ubicado en la biblioteca “Chiqui
Gómez Lubián” de la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas. La historia de esta
valiosa colección, presente hoy en dicha biblioteca, se encuentra íntimamente vinculada a la vida
de Coronado, destacado hombre de letras y bibliógrafo cubano que durante años acopió y
conservó esta representativa muestra de nuestra cultura nacional.
Francisco de Paula fue opositor al régimen colonial español en Cuba, se afilió al Partido
Revolucionario Cubano, fundado por José Martí en 1892 y laboró activamente en el grupo de
conspiradores habaneros. Colaboró, además, en importantes periódicos y revistas de su época
entre los que se destacan: La República, La Habana Elegante, El Fígaro, La discusión. Perteneció
a la Sociedad Cubana de Teatro, al Ateneo de la Habana y a la Academia Cubana de la Lengua,
fundada en 1926.
A partir del tema central, y para dar cumplimiento al mismo, se propone como objetivo describir
el uso del imperativo y del Que conjuntivo en los textos publicados en el año 1797 en el Papel
Periódico de la Havana.
El problema se establece con la pregunta: ¿Los textos seleccionados del Papel Periódico de la
Havana presentan usos del Imperativo y del Que conjuntivo característicos de la lengua escrita
en este período?
A su vez, a partir del problema anterior, se ha determinado como hipótesis que la lengua escrita
en la muestra pudo admitir, por las condiciones de su producción y recepción, usos
característicos del imperativo en una etapa importante en la historia de Cuba.
1.1 El Papel Periódico de la Havana en el contexto de los estudios del español en Cuba
El Papel Periódico de la Havana se fundó el 24 de octubre de 1790 por Luis de las Casas,
gobernador colonial muy comprometido económicamente con la sacarocracia criolla que
compulsada por sus propias aspiraciones y ansias de clase se afanaba por llevar adelante cambios
materiales que la beneficiaran. Este tenía ideas propias del siglo XVIII, el “siglo de las luces”.
Este periódico tuvo una importante significación para la literatura, pues fue la primera
publicación periodística que logró expresar desde una nueva concepción la función social de la
prensa; aunque no fue la primera publicación periódica en Cuba, pero sí constituyó la muestra
del proceso inicial de un periodismo socialmente significativo y, sobre todo, el primer periódico
que mostró el contradictorio, pero dinámico proceso de formación de la nacionalidad cubana. El
periódico más antiguo del que se conservan ejemplares es la Gazeta de la Havana, que empezó a
publicarse en 1782. Antes, en 1764, se había publicado una Gaceta y años más tarde El
Pensador; de estos periódicos no se conservan ejemplares.
El solo hecho de la existencia de la prensa trajo consigo la posibilidad de que la sociedad pudiera
reconocerse en determinada expresión literaria, y el surgimiento del Papel Periódico de la
Havana resulta un hecho de suma connotación, pues en él se sintetizan los rasgos más esenciales
de la nacionalidad cubana, donde lo popular juega un papel fundamental.
El Papel Periódico de la Havana interesó a las personas preocupadas por la cultura del país y
encaminó sus propósitos, entre otros, a difundir la educación y cuantas noticias se relacionaran
con la enseñanza, a diferencia de aquellas otras ediciones de prensa que no influyeron en la
educación cubana. Este periódico, convertido en 1810 en el Diario de la Habana, contaba en su
cuerpo de redacción con notables figuras cubanas que ya hacían sentir su pensamiento a través
de la letra impresa a favor del movimiento de liberación de la patria esclavizada y explotada por
la Metrópoli, y combatían a los que se enriquecían con el sudor de los pobres y la miseria del
pueblo, a las camarillas de peninsulares y a los hacendados. Sin dudas, el Papel Periódico en su
período de 1790 a 1805, constituyó uno de los eslabones fundamentales en el proceso de forja de
la nación cubana.
El Papel Periódico de la Havana fue un símbolo auténtico de su momento histórico. Sus
sostenedores y orientadores ejecutaron con él una misión de rango social que fue cumplida hasta
el límite exacto, porque beneficiaba sus intereses de clase. En la búsqueda de nuestra definición
como país con rasgos propios, habrá que acudir siempre a este periódico.
Sus páginas fueron reflejo de los deseos de mejoramiento de las condiciones de vida, deseos
enarbolados por una minoría nativa que compulsada por sus propias aspiraciones y ansias de
clase se afanaba por llevar adelante cambios materiales que la beneficiaran, lo que queda claro en
las siguientes palabras: “en nuestro periódico se insertarán todos los discursos, y tratados que se
nos dirijan, prefiriendo siempre los que traten de Agricultura, Comercio y Artes, como materias
de utilidad mas conocida, no se excluirán los rasgos hermosos, Anécdotas, noticias de inventos
en Ciencias y Artes, ni los demás artículos dignos del conocimiento público (…) igualmente se
pondrán los avisos de hallazgos y pérdidas, compras y ventas (…). También deberán ponerse las
noticias de entradas y salidas de embarcaciones (…)” (Vitier, 1990).
Obsérvese que el Periódico, desde su primer editorial, anuncia que, a pesar de la prioridad por
textos científicos, publicará algunos textos literarios, aunque no tendrá una proyección
esencialmente literaria. Esta es la razón por la que padecerá de un intenso sincretismo genérico.
Se pueden encontrar diversos textos narrativos: cartas, epílogos, cuentos, noticias, etc. Sin perder
de vista el objetivo inicial anunciado en el prospecto cuyo fin es informar:
(…) La Havana, cuya poblacion es ya tan considerable, echa menos uno de estos papeles que dé
al público noticia del precio de los efectos comerciales y de los bastimentos, de las cosas que
algunas personas quieren vender ó comprar, de los espectáculos, de las obras nuevas de toda
clase, de las embarcaciones que han entrado, ó han de salir, en una palabra, de todo aquello que
puede contribuir a las comodidades de la vida (…). A imitación de otros que se publican en la
Europa comenzarán también nuestros papeles con algunos retazos de literatura, que
procuraremos escoger con el mayor esmero (...)” (Vitier, 1990).
Las biografías de sus redactores, en su mayoría criollos acaudalados, cultos, tocados por los aires
de la ilustración y conscientes de la función educativa que podía asumir la prensa, aportan
razones de mucho peso para explicar la formulación de los propósitos y el celo que se puso en
cumplirlos. Fiel a su programa, el periódico acogió en sus pequeños pliegos, junto con noticias
de interés ciudadano, narraciones y poesías, muchas veces de intención didáctica o moral, y
artículos de opinión con los que nació el género de costumbres, de tanto prestigio en la historia
de la prensa cubana. La calidad de esos textos es muy desigual, pero valen sobre todo porque son
testimonios de una época significativa en la historia de Cuba. El Papel Periódico de la Havana
fue un espacio constructivo y flexible en cuyas páginas los más insignes científicos, maestros y
hombres de letras criollos, expusieron sus preocupaciones y propusieron soluciones a los
problemas del desarrollo económico y social que comenzaba a acrecentarse. “Tomás Romay,
José Agustín Caballero, Manuel de Zequeira, Francisco de Arango y Parreño y tantos otros,
ocultos con frecuencia tras seudónimos que tal vez nunca podamos desentrañar, pusieron toda su
ciencia y su arte al servicio de la que ya llamaban “Patria” en sus escritos” (Gutiérrez, 2014). Sus
artículos creaban una literatura de servicio, que solicitaba la atención del público demostrándole
la bondad o la inconveniencia de los temas que discutía, y que era artística por elección, aun
cuando sus esquemas textuales no fueran los más frecuentados por la alta literatura.
Las condiciones socioculturales en que nació el Papel Periódico de la Havana debieron favorecer
en su escritura una preferencia por la norma culta. Durante los siglos XVI y XVII España había
cultivado en sus posesiones una política lingüística moderada, que confiaba en la hispanización
en general, y en particular la castellanización lingüística, a la obra de evangelización que dirigía
la iglesia, sin intervención directa del Estado, lo cual había contribuido a acelerar los procesos de
divergencia lingüística. Pero con la instauración borbónica, a principios del siglo XVIII, el
edificio político – administrativo español comenzó a regirse por el modelo centralizador francés,
con lo que la política lingüística, tanto en la Península, como en ultramar, se modificó hacia la
convergencia en torno a una norma: la castellana. En la Habana de la época, tanto la condición
de clase de quienes pudieran acceder a la redacción de papeles públicos, como la voluntad
educativa de las autoridades, instituciones y personalidades involucradas en el nuevo proyecto
socioeconómico, hacen suponer en la fuente, un compromiso con la lengua normativa, como
queda expreso en algunos de sus textos: “(…) Prevengo que no está hecho al tocador, sírvanse
corregir los defectos que tenga, tanto de ortografía, como de lo demás” (Vitier, 1990).
Se debe mirar también a los autores para poderles imitar es la sintaxis del estilo. Pocos saben
construir el idioma español: para esto se requiere un prolijo conocimiento de las partes de la
oración, de los casos que rige tal verbo, tal partícula; del uso de las terminaciones, y relativos;
cuándo se repiten, cuándo no; y de otra multitud casi infinita de circunstancias, que constituyen
nuestro Dialecto (…) (núm. 48, 16 de junio de 1791. En Vitier, 1990).
Así, el Papel Periódico de la Havana servía de vehículo a la reflexión lingüística de sus
corresponsales, mostrando su conciencia del valor del lenguaje, de la necesidad de realzar ese
valor y de transmitirlo a los lectores. “Debe notarse también que en la fecha de su aparición
circulaban en la Habana el Diccionario de Autoridades y la primera Gramática de la R.A.E., de
lo que dan fe algunas colaboraciones” (Gutiérrez, 2014).
Gutiérrez (2014, p. 16) enfatiza en la condición de la lengua escrita empleada en el Papel
Periódico de la Havana al expresar: “Este haz de condiciones permite caracterizar, de manera
general, la lengua escrita en el periódico como culta, y en situación de modelo, gracias al
prestigio que la adornaba y a la garantía de amplia difusión que ofrecía su soporte”.
1.2 Características del español en Cuba
"La historia del español de Cuba comienza con el asentamiento en nuestra Isla de parte de las
huestes que acompañaron a Velásquez durante los años de conquista y colonización de nuestro
país (1511- 1515)" (Valdés, 1978, p. 121).
Los conquistadores españoles trajeron sus costumbres y tradiciones, impusieron su lengua con
las singularidades dialectales que lo caracterizan. Es conocido que en Cuba se asentaron,
principalmente, inmigrantes canarios, gallegos, catalanes y andaluces; o sea, que no hablaban
castellano. Por tanto, la diversidad lingüística de la Península Ibérica se traslada hacia Cuba, lo
que influyó en el proceso de formación del español de este país.
La lengua española, como un todo, llegó a Cuba con sus dialectos. El castellano, la lengua oficial
del reino, estaba limitado al uso de los escribanos y personas de cierta cultura (los documentos
conservados en Cuba demuestran que incluso, en estos casos, se le utilizaba con cierta
dificultad). La lengua española por otra parte, trajo consigo, la dosis africana, más bien
afroasiática, de la que se apoderara durante ocho siglos de dominación musulmana de la
península. En Cuba enriqueció su caudal léxico con préstamos de la lengua que hablaba la
población aborigen (arauco insular), así como de las que se hablaban y se hablan en otras
regiones del continente americano. Motivos económicos propiciaron el aporte de lenguas y
dialectos negro-africanos. También vínculos históricos y socioeconómicos con zonas americanas
no hispanohablantes favorecieron que el inglés, el francés y el portugués ejercieran influencia
sobre nuestra lengua. Hoy día, en nuestro español se observan las huellas de esa compleja
evolución histórica.
Con el establecimiento de los primeros peninsulares, en Cuba comenzó un período de
transculturación e interferencia lingüística entre los conquistadores y los indocubanos. Las
relaciones socioeconómicas que se iniciaron entre los explotadores y los explotados sirvieron
para el intercambio de información. El conquistador aprendió a conocer y a nombrar la
exuberante naturaleza cubana con préstamos de la lengua de los nativos, el arauco insular,
conservándose muchos en la actualidad.
Como la mayor parte de los colonizadores de las Indias Occidentales provenían de los lugares en
que tuvo una mayor duración la ocupación musulmana de la Península, la lengua que utilizaban
presentaba un elevado número de arabismos. “En un inicio, el uso de arabismos se convirtió en
un recurso muy utilizado para describir la nueva realidad americana. Sin embargo, al hacerse
más cotidianos los contactos entre europeos e indoantillanos, los arabismos fueron cediendo
lugar a los indoamericanismos” (Valdés, 1991, p. 127).
Desde del siglo XVI comienza la inmigración de manera forzada hacia Cuba de un gran número
de esclavos provenientes de distintas regiones del territorio africano. Los esclavos, que hablaban
distintas lenguas, tienen que acudir al idioma español como lingua franca para lograr la
comunicación entre ellos y con sus dueños. Sin embargo, cuando realizaban las fiestas religiosas
trataron de mantener y conservar su lengua nativa - la que obtiene un carácter sacro- como forma
de salvaguardar el culto.
Por ende, producto de la práctica de credos religiosos provenientes de los africanos, se
introducen en el habla cubana numerosos vocablos de origen subsahariano. En los sectores
populares de la sociedad existen muchas voces provenientes de ahí, penetrando,
fundamentalmente el léxico marginal y algunos grupos poblacionales, donde se evidencia un
pronunciado matiz vulgar.
Ulteriormente, a raíz de los sucesos de Haití en 1791, la influencia de la lengua francesa en el
léxico cubano empezó a sentirse. La gran mayoría de los franceses y haitianos se posicionaron
principalmente en la zona oriental, donde conservaron durante un largo período de años la
cultura material y espiritual tradicional. Esto se reflejó ampliamente en el vocabulario
característico de esta región.
Con el nacer del siglo XVIII, llamado el “siglo de las luces”, nace el ideal político del
despotismo ilustrado. Ocurren algunos cambios en Cuba, los que en cierta medida se debieron a
ese acontecimiento histórico que conocemos como la “toma de La Habana por los ingleses”.
Lo cierto es que el despotismo ilustrado desde sus inicios se caracterizó por mejorar las
condiciones de vida política, económica, social y cultural. Al menos se lo propuso
doctrinariamente. Este movimiento tuvo simpatías populares, porque pretendió levantar la
consideración social de las clases inferiores del pueblo.
En los primeros años del siglo XVIII se abrieron unas pocas escuelas por iniciativa privada, pero
no se pagaba a los maestros. En Santiago de Cuba, la enseñanza elemental encuentra acogida en
algunos benefactores, entre ellos Diego Álvarez, en 1754; años después, en 1771, se funda la
primera escuela para niños en Matanzas; y en 1785 se crearon dos en Camagüey. La Habana
contó desde 1698 con el colegio San Ambrosio, de niñas, convertido en seminario para estudios
superiores en 1773. La Universidad de la Habana se estableció en enero de 1728 en el convento
de los Dominicos, con el nombre de Real y Pontificia Universidad de San Gerónimo.
La cultura mejoró algo en la primera mitad del siglo XVIII por el mayor contacto con personas
que entraban en el país, algunas de ellas cultas, y, principalmente por el incremento de la
oligarquía constituida por familias de ricos y las de vida acomodada, que acaparaban los grandes
negocios. Para esta élite se creaban los planteles de instrucción superior y otros pocos centros de
enseñanza. Los hijos de los trabajadores del campo y de los artesanos apenas aprendían a leer.
Después de cincuenta años de fundado en La Habana, el colegio de los belemitas empezó a darse
instrucción a los niños pobres.
Es necesario subrayar que; no obstante lo antes expuesto, en Cuba fue surgiendo poco a poco una
aristocracia criolla, todavía no diferenciada de España, que dio lugar al nacimiento de nuevas
ideas, y es durante el período de gobernación del general Don Luis de las Casas (1790 – 1796)
cuando el movimiento científico en Cuba se rodeó de colaboradores cubanos que, como el Dr.
Francisco de Arango y Parreño, el Dr. Tomás Romay, el presbítero Dr. José Agustín Caballero y
otros, aspiraban a mejorar la situación de la Isla, tanto en el aspecto material, como en el
espiritual. Asesorado por estos, las Casas tomó importantes decisiones que repercutieron
favorablemente en el desarrollo de la colonia. Fundó la Sociedad Económica de Amigos del País
y una de las principales tareas que inició fue la reforma de la enseñanza, asesorado por José
Agustín Caballero emprendió la modernización, en lo posible, de la enseñanza en el Seminario
de San Carlos que, al igual que la Universidad de La Habana, tenía un plan de estudios y
métodos con dos siglos de retraso. Esta medida propició que en este recinto se formara
posteriormente una generación de criollos interesados en la cultura y en el mejoramiento de los
estudios.
La Sociedad Económica de Amigos del País creó un grupo de trabajo cuyo presidente rindió un
informe acerca de la labor realizada hasta 1794: se ha tratado de mejorar el método de enseñanza
de las ciencias sociales y del idioma castellano (…). Para remediar los defectos tan visibles que
se notan en la pronunciación y escritura de nuestro nativo idioma, ha creído la clase que el mejor
medio que puede tomarse es el de hacer ver lo conveniente que sería establecer que en las aulas
se enseñase la gramática de la lengua Castellana, al mismo tiempo o antes de la latina (…)
(Alpízar, 1989).
La tesis de Luis R. Choy (1998, p.52), vinculada a la periodización del español en Cuba, propone
que en la época que nos ocupa, la koiné cubana se había estabilizado y presentaba
presumiblemente sus características básicas y comenzaba el segundo periodo en la historia del
español en Cuba, de “estandarización”, cuya peculiaridad se deriva de la imposición de un
modelo de corrección idiomática que tenía su representación paradigmática en el español del
centro-norte peninsular. Este modelo gozaría de una mejor acogida de desarrollo en los círculos
más refinados y conservadores de la burguesía criolla, pero su imposición no podría borrar todos
los elementos caracterizadores de la koiné cubana, ya estabilizada en el período anterior.
La imposición de este modelo peninsular encontraría también obstáculos, incluso en las capas
más altas de la sociedad criolla, por su superioridad económica y cultural en relación con los
peninsulares, que representaban el poder político de la Isla, porque en esa época se percataban,
sin llegar a la comprensión cabal del fenómeno, de la diferenciación que se había producido entre
el español de la Metrópoli y el de su colonia. En virtud de esto se elaboraron varios documentos,
entre ellos: “Memoria sobre los defectos de la pronunciación y escritura de nuestro idioma y
medios de corregirlos” de fray P. Espínola y la “Memoria que promueve la edición de un
Diccionario provincial de la isla de Cuba” por José M. Peñalver.
El aprendizaje de la lengua materna era dejado a la espontaneidad y en las escuelas se enseñaba
el latín. Alpízar (1989) plantea que fray P. Espínola en “Memoria sobre los defectos de la
pronunciación y escritura de nuestro idioma y medios de corregirlos”, menciona que la
proliferación de lo que él denominaba “defectos de pronunciación”, podía impedirse mediante el
estudio de la gramática española. A lo que agrega que: “(…) verdaderamente la educación y el
nivel cultural influyen activamente en la formación de los hábitos lingüísticos en los hablantes de
una comunidad, pero la concepción de que eliminarían las diferencias entre el español hablado
en la Metrópoli y el de Cuba era reflejo de los puntos de vista academicistas (…)”.
Alpízar (1989), en su libro “Apuntes para la historia de la lingüística en Cuba”, expresa que
Peñalver también tenía ideas pragmáticas, aunque al igual que Espínola presentaba un interés
lingüístico, y especialmente este último, quién no se refería solo a los aspectos de la
pronunciación y a la ortografía, sino también, aunque no lo llame por su nombre a la sintaxis. He
aquí un fragmento de planteamientos de Espínola en relación con la lengua:
Seria impertinencia detenerse en probar que el solo uso y ejercicio no pueden ser reglas de la
buena pronunciacion, ni esta adquirida por aquellos medios de la escritura. La experiencia
demuestra la mala pronunciacion que se da por lo común a algunas letras, confundiendo en el
sonido unas con otras, de que proviene la mala articulación de las palabras. Nada es más común
que equivocar la b con la v consonante, la s con la c cuando hiere a las vocales e i; la misma c
con la q ó k cuando hiere o u: la l y la r pospuesta a las vocales suelen confundirse en el sonido:
y algunas engruesan tanto la h que es una tenue aspiración que llega a parecer j. Este grosero
modo de pronunciar es demasiado común, principalmente en el país, para que, desde
comunicarse, y haciéndose costumbre, es difícil de corregirse aún en los mismos que conocen la
imperfección. Estos defectos trascienden a la escritura, que es la representación de las palabras,
escribiéndose regularmente como se pronuncia (Alpízar, 1989).
La idea anterior muestra que para los cubanos cultos de la época ya era perceptible la
diferenciación que hacían al pronunciar distintos fonemas como la z y la s propia de los
peninsulares, y la realización de esos mismos fonemas por los naturales de Cuba; es resaltable la
expresión “nuestra patria” que resulta ser un indicio de que ya la diferenciación comenzaba a ser
sentida como una peculiaridad nacional.
Por lo que se desprende de lo planteado por Espínola en el español del siglo XVII era bastante
común la aspiración de la h, fenómeno que hoy día está casi limitado a algunas zonas rurales del
país.
Otra particularidad fonética de nuestro español mencionada por Espínola es la neutralización de
la r y la l de supuesta procedencia negroafricana, lo cual es muy común en el español coloquial
contemporáneo en Cuba.
En el español del siglo XVI era común confundir los grafemas g, j (zh) y x (sh) con el sonido de
la actual j. Sin embargo, en otros casos, la j se debió a la propia evolución del castellano. Al
finalizar el primer tercio del XVII la j velar moderna se había impuesto ya en gran parte de la
península, mientras que el antiguo sonido palatal (sh), quedó relegado a dialectos no castellanos.
“El hecho de que Espínola no haya mencionado un fenómeno tan común en nuestro español
como el yeísmo…nos brinda interesante información, nos da pie a creer que ya era muy común
en Cuba, y que era utilizado por los “hombres de policía”, a los que solamente llegarían las
alteraciones que servían de modelo para la norma de pronunciación” (Valdés, 1978, p.135).
Espínola también tuvo preocupación por el seseo, que era tenido como propio de las clases
populares, era una manifestación de incultura, este criterio se mantuvo hasta mediados del siglo
XX. La Academia reconoció la legitimidad de la pronunciación llamada seseo que es común a
países americanos e incluso en regiones de España.
Con respecto a la ortografía, se refleja en la “Memoria sobre los defectos de la pronunciación y
escritura de nuestro idioma y medios de corregirlos” de Espínola (1977), que se utiliza el
grafema x para representar el sonido de la j y la pronunciación gs (pretexto, exemplo, dexar),
pues a partir del XlX es cuando solo se le utilizará para la representación del sonido gs.
Sobre lo expresado por Espínola, el lingüista cubano Alpízar (1989) refiere que este “incurre en
dos errores que pudieran conllevar a equivocaciones en cuanto al estado del español en esa
época, la equivocación de los fonemas representados por b y v que era mucho más común de lo
que pensaba Espínola no solo en Cuba sino, en todo el ámbito hispánico, al punto de ser una
característica propia del español en general” (p. 25).
También se confundía Espínola cuando se refería a una “equivocación” entre c, k y q,
ciertamente, en su época había palabras que se escribían con q, por tradición ortográfica (qual,
quanto, quando, consequentemente…), pero ellas eran más bien excepciones introducidas en la
escritura por la costumbre. Lo que estaba presente en los tiempos en que Espínola redactó su
texto, no solo para Cuba, era el paso hacia una nueva forma, más moderna, de escribir esas
palabras. Si en las reglas ortográficas de la Real Academia Española de 1779 se establecía la
diferencia, solamente ortográfica. No obstante, es válido señalar que en la edición de 1815 se
prescribe: solo se escriben con q aquellas voces en la que la u que la sigue se elide sin
pronunciarse como, por ejemplo: que.
Espínola no llegó a mencionar otra serie de realizaciones que son características de nuestro
español, y del de otras regiones hispanohablantes americanas y peninsulares, como son por
ejemplo la aspiración de la s en final de sílaba o de palabra, la asimilación de oclusivas, la
desaparición de la d intervocálica.
Peñalver, por su parte, divide las voces incluidas en su diccionario entre “castellanas y no
derivadas del castellano,” por otro lado, registra la existencia de “voces republicanas, domésticas
y rurales”, esto induce a pensar que reconocía una división entre habla urbana, familiar y rural; la
fuente de donde se extraerían las voces del diccionario provincial sería el habla popular.
Se puede afirmar que en Cuba se posee una modalidad de lengua española que toma el español
estándar como norma lingüística. Entiéndase como español estándar aquel que se emplea en
América de manera general. Con este mantienen semejanzas y diferencias. Interesantísimo pues,
el hecho de que Espínola en su época refiera la representación de los fonemas l y r pospuestas a
las vocales, porque es un fenómeno que se mantiene en la actualidad, es frecuente escuchar amol
por amor, también de acuerdo con lo planteado se puede decir que se escucha aún ehpalda por
espalda sobre todo en individuos de escaso nivel cultural.
La influencia lingüística de los primitivos indígenas americanos es muy limitada en el español de
Cuba (exceptuando las aportaciones léxicas comunes al español general: barbacoa, canoa,
huracán...). El exterminio o los matrimonios mixtos borraron cualquier huella de la población
indígena precolombina.
El español de Cuba fue penetrado por los anglicismos, al igual que le sucedió al español del resto
de los países hispanohablantes, fundamentalmente en las esferas de la técnica y el deporte, por lo
que la gran mayoría de estos vocablos se han asimilado y a la vez adaptado a la grafía y fonética
españolas.
El español hablado en Cuba tiene
y no diferencia el fonema castellano interdental de
"caza" del sibilante de "casa". La pronunciación de "cocer" y "abrazar" con interdental no fue
desconocida entre algunos hablantes cubanos hasta principios del siglo XX, bien porque habían
nacido en España o porque eran cubano-españoles de primera generación, o bien por haber
nacido en zonas de fuerte presencia española. Actualmente esta pronunciación está obsoleta, a
pesar de ser conocida por los hablantes de más edad de ascendencia española.
También se presenta la pérdida de la /d/ intervocálica, por ejemplo: comi(d)o, ahorra(d)o,
vesti(d)o, comi(d)a, como ocurre en gran parte del habla coloquial española de las tierras bajas.
La /s/ postvocálica o final se suprime en el habla diaria de los cubanos: los carros > lo carro,
hasta > hata, en ocasiones esto genera una leve aspiración o alargamiento vocálico: bosque >
bohque, bo:que, principalmente en el habla no culta. Fuera del habla formal la pérdida de la -s es
casi tan frecuente como en Santo Domingo o Andalucía.
En cuanto a los rasgos morfosintácticos, Lapesa (1981) enumera los siguientes:
-Vacilación en la marcación de género o de número en las categorías nominales
-Frecuencia de apócope de adjetivos
-Empleo adverbial de adjetivos
-Leísmo (empleo del pronombre dativo para indicar complemento directo de persona, cuando
masculino)
-Tendencia general a la proclisis del pronombre objetivo, excepto con las formas de imperativo e
infinitivo
-Retroceso del pronombre cuyo, sustituido por la combinación que su
-Sustitución del pronombre posesivo por el pronombre personal
-Empleo del pretérito simple por el compuesto
-Tendencia al empleo de las perífrasis haber + de + infinitivo e ir + a + infinitivo para la
expresión del futuro
-Empleo del pretérito de subjuntivo en -ra como pluscuamperfecto de indicativo
-El futuro del subjuntivo, por citar otro ejemplo, tan usado hasta el XVIII, no es empleado en la
actualidad
-Predominio del
o trato de tú. El empleo del pronombre de segunda persona vosotros es
muy limitado en el habla cubana actual, aunque no era desconocido a finales del XVIII y en el
siglo XIX, debido a las grandes emigraciones desde España; permanece todavía algún resto de
vos en el oriente del país. El pronombre de respeto usted se usa según la norma panhispánica,
indica respeto y distancia entre los interlocutores, pero al igual que sucede en España, se observa
una pérdida del uso de usted en beneficio de tú, que se siente más igualitario y sin la carga
jerárquica que posee usted.
Ahora bien, todos los hechos históricos y sociales que se han referenciado durante todo este
trabajo, sirvieron como elementos matizadores y diferenciadores de la variante cubana de lengua
la que, a su vez, refleja en sus particularidades todo el proceso de mestizaje cultural y biológico
que devino gestor de la nación cubana, por lo que la variante de Cuba tiene algunas
peculiaridades propias, principalmente en los planos léxico y fonético.
Metodología
La investigación se adscribe al paradigma cualitativo y es un estudio exploratorio—descriptivo.
Se emplearon métodos del nivel teórico y del nivel empírico, como los más significativos.
Por lo que se realizó una búsqueda bibliográfica, se hizo la selección de los textos para presentar
el fenómeno, por cuanto no se hace un análisis profundo de él, sino que se enuncia, y se realiza el
correspondiente comentario. Al tomar los ejemplos capaces de ilustrar los usos del imperativo,
ha sido indispensable acompañarlos del entorno textual mínimo para su correcta interpretación,
pues no puede desdeñarse la relevancia del componente semántico para el análisis de las
estructuras lingüísticas.
Resultados
3.1 El verbo
En el siglo XVIII, la Gramática de la Lengua Castellana compuesta por la Real Academia
Española (1771) ofrece un concepto que resulta importante traer a colación: “el verbo es una
parte principal de la oración que sirve para significar la esencia, la existencia, la acción, pasión y
afirmación de todas las cosas animadas e inanimadas, y el ejercicio de cualquier facultad que
tienen estas cosas, o se les atribuye”. Sin lugar a dudas se destaca muy bien que el verbo es una
clase de palabra que funciona como núcleo de la oración, y es susceptible de aparecer
representándola sin necesidad de otras unidades.
3.2 El imperativo
El contenido morfemático del imperativo, opuesto al de las demás formas verbales, se puede
designar con el término de apelación. La particularidad de su significado, que se asocia solo con
significantes diferenciados cuando el sujeto gramatical es de segunda persona, se corresponde
con su peculiaridad fónica, distinta a la del resto de los significantes verbales de segunda
persona. El significante de segunda persona (salvo el caso de cantaste, comiste, viviste) ostenta
siempre una -s final (cantas, cantáis, comías, vivirás, etc.). En cambio, el imperativo presenta
siempre terminaciones sin -s: con vocal (canta, come, vive) o la mera raíz verbal (ten, pon, sal)
en combinación con singular; con -ad, -ed, -id para el plural (cantad, comed, vivid) (Alarcos,
2000).
Un rasgo distintivo del imperativo reside en agregar como enclíticos los referentes pronominales
átonos, en lugar de situarlos proclíticos: cómpralo, cuéntamelo, enviádsela, recibidlas, temednos
(mientras se dice lo compras, me lo cuentas, se la enviáis, las recibís, nos teméis). Cuando se
agrega al plural del imperativo el referente átono os, la -d final del verbo desaparece: alegraos,
proponeos, arrepentíos; se exceptúa el Imperativo del verbo ir: idos.
Aparte de la obligatoria entonación apelativa, el imperativo está restringido por tres condiciones:
debe tener sujeto gramatical de segunda persona singular o plural, ha de situarse en perspectiva
temporal de presente y su oración tiene que ser afirmativa (nunca negativa).
El imperativo presenta un valor enfático en la apelación, lo que es señalado por sus propios
significantes y por el hecho, antes mencionado, de llevar en enclisis los referentes pronominales.
Justamente este rasgo, de este modo imperativo, se contagia a las formas del presente del
subjuntivo de primera y tercera persona, cuando evidencian el valor apelativo, en lugar de los
suyos propios.
Al respecto, Gili Gaya (1974) plantea que “en realidad este modo (el imperativo) es una
intensificación del subjuntivo optativo. Pertenece, como las interjecciones y vocativos, a lo que
hoy se llama función apelativa del lenguaje. En castellano no tiene más formas propias que las
segundas personas: ¡Entra! ¡Entrad! Las demás personas coinciden con las del subjuntivo, de las
cuales no se distinguen más que por la entonación y por su uso no subordinado a otro verbo”.
En las oraciones negativas, el imperativo se sustituye por el subjuntivo: Habla, no hables; mirad,
nunca miréis.
Se registraron los siguientes ejemplos en la muestra:
➢
(…) Id a mostrar al tirano de Syracusa, al Universo, a la posteridad, lo que puede la
amistad en las almas donde reyno (núm.88:354).
➢
En todo sistema la oficina de fuentes y ríos es el cuerpo de los cerros y montañas: ved
ahora su necesidad (...) (núm.91:365).
➢
(…) ¡Que, esperanza! Pues almas duras, corazones diamantinos, fijad despacio los ojos
sobre la calamidad, aliviadla de lo superfluo, y no creáis hará falta a vosotros, ni a
vuestros hijos (núm.95:382).
Como se puede constatar, en estos ejemplos se evidencian las características del modo
imperativo. La persona siempre es la segunda del plural. Su perspectiva temporal es el presente
(único tiempo de este modo) y lleva en enclisis los referentes pronominales como es el caso del
último ejemplo: aliviadla; además todas las oraciones son afirmativas, como lo exige este modo,
excepto una negativa en presente de subjuntivo: y no creáis hará falta a vosotros, ni a vuestros
hijos. En ningún caso están subordinadas, pues presentan independencia sintáctica, aunque sí
aparecen en oraciones compuestas en los ejemplos analizados.
3.3 El Que conjuntivo en oraciones subordinadas
Las conjunciones están destinadas fundamentalmente a establecer relaciones entre los
componentes de una oración o entre oraciones diferentes. Junto a las preposiciones son las
palabras catalogadas por la gramática como predominantemente expresivas de relación.
“Que es el más frecuente de los nexos conjuntivos, inicialmente llamado “partícula enunciativa”
y posteriormente denominada “conjunción introductora de oraciones subordinadas sujeto y
complementarias directas” (Real Academia Española, 1982). Aunque se pueden encontrar con
otras funciones, como las complementarias circunstanciales, o las de complementos de un
sustantivo o adjetivo. Sobre estas últimas funciones, Roca Pons (1974, p.118) expresa que
“respecto a las oraciones subordinadas en función de complemento de un sustantivo o de un
adjetivo, se dice que van introducidas por preposiciones, seguidas de la conjunción que”
Gili Gaya (1974), al referirse a la subordinación sustantiva, expresa que “las oraciones sujeto se
introducen por medio de la conjunción copulativa subordinante que (…) la sustantivación total
de las oraciones introducidas por que es en español más fácil y frecuente que en las demás
lenguas romances (…) en las complementarias directas, en el estilo indirecto el que habla o
escribe refiere por sí mismo lo que otro ha dicho” y se introducen por esta conjunción, pero
necesariamente tienen que ocurrir variaciones en los tiempos y en los modos verbales.
El empleo de que, ante oraciones subordinadas, aparece en la muestra seleccionada, aunque en
ocasiones se omite; en relación con este aspecto, Rafael Lapesa (1981) refiere que “en el español
arcaico (…) se destaca la supresión de nexos: nosotros vamos también [para ver] si podemos
hallarlo. Tan gran placer tenía conmigo [que] ni siquiera me podía hablar”. También hace alusión
a la supresión de nexos conjuntivos, entre ellos que en el español arcaico y esos son los casos
que han llamado la atención en la investigación, pues Gili Gaya (1974), manifiesta que “en el
lenguaje culto se suprime a veces la conjunción, especialmente con verbos de voluntad y de
temor: les rogaba me digan siempre la verdad; temí se perdiese la ocasión” (p. 289).
3.4 Oraciones sujeto
En la muestra seleccionada aparece un ejemplo donde la oración subordinada introducida por el
Que conjuntivo realiza función de sujeto: queriendo subir a la fortuna, también es necesario que
usen de medios que os libren de los lazos de la envidia.
Puede observarse que en la oración sustantiva se halla una subordinada adjetiva.
3.5 Oraciones complementarias directas
Seguidamente aparecen ejemplos en los que se puede apreciar la conjunción que como nexo en
oraciones complementarias directas. Este puede encontrarse expreso u omitido. Son las que
aparecen en mayor número en la muestra escogida.
(…) Sin las montañas, habría poca lluvia, y de aquí apenas una hoja verde y pasajera, porque
deteniendo las altas montañas a las nubes, las aprietan y resfrían, de que se infiere que a su
carencia no se vería congelación de nube en agua (núm. 91:364).
Se ha puesto el siguiente símbolo donde se considera debe colocarse el Que conjuntivo y no
aparece: (/)
➢
(..) Los hormigueros, particularmente necesitan dos, cuatro, seis, y a veces ocho pintas de
agua, conforme a su extensión y volumen, y se advierte (/) no se les debe tocar después
por espacio de veinte y cuatro horas (...). (núm. 84:338).
➢
Al regreso de los amigos, Dionisio, fundado en una simple denunciación, condenó a
Phintias a la muerte; este pidió (/) le fuese permitido ausentarse algún tiempo para
poner en arreglo los importantes negocios que dejaba en una Ciudad vecina (...).
(núm. 88:354).
➢
(…) A pocos días le convido a comer el poseedor de sus hogares: el primer impulso fue
de indignación, creyendo (/) se le iba a insultar en su infortunio, a servir la mesa con
su vajilla y mantelería, y a beber en su presencia aquellos licores de que había sido
amo (...) (núm. 94:378).
3.6 Oraciones complementarias circunstanciales.
En muchos casos, la subordinada encabezada con el Que conjuntivo se hace acompañar por
preposiciones, dándoles diferentes matices circunstanciales, lo que se puede observar en las
clasificaciones de las conjunciones que dan las diferentes gramáticas, en particular, Rafael Seco
habla de “finales: a que, para que; causales: porque (ya escrito unido); ilativa: con que” (p. 146).
Ejemplo de complementaria circunstancial de finalidad.
➢
Havaneras, que en ese paseo público os parecéis ya a la Diosa Marina Leuchothoe, ya a
Venus, ya a Diana, ya á Juno, ya á Nemesis Diosa de la venganza, no sigáis las sendas de
las romanas; moderad el luxo, y no os queráis divinizar, ni remedar aquellas Diosas, para
que no seáis castigadas del Eterno como cantó Virgilio en el libro sexto de un
apasionado á coches (núm. 96:386).
A continuación, la subordinada es una complementaria circunstancial de finalidad, en
coordinación copulativa con la siguiente:
➢
Veinte minutos de tiempo serán bastantes para la ebullición: al cabo se revolverá todo
este líquido con un palo, y con el mismo se oprimirá el azufre, para que dé color al agua,
y se mezcle con ella (núm. 84: 337).
-Complementaria circunstancial de tiempo
➢
Luego que el agua estuviere en estado dicho, se vaciará en el barril, y revolverá con la
que ya estaba (...) (núm. 84:337).
-Complementaria circunstancial de modo
➢
(…) cada uno descubre los secretos que ha encontrado en la naturaleza, y todos nos
aprovechamos, sin que en esta parte imitemos lo que acontece a los demás artistas (...)
(núm.89:341).
➢
Ah! Si la felicidad consiste en la salud del alma, ¿por qué no buscamos donde reina una
proporción justa entre los deseos y las necesidades? Donde a la fatiga se sigue siempre el
descanso, donde el interés se acompaña con la quietud del ánimo, sin que le atosiguen
ninguna de las violentas pasiones (núm.89:342).
3.7 Oración subordinada en función de complemento de un adjetivo
Nótese la ausencia de la preposición de.
Se constató un solo ejemplo y es el siguiente:
➢
(…) Estáis muy persuadidos, les dijo Euthimeno, que dentro de nuestros muros se goza
de una libertad entera (…) (núm.89:341).
Conclusiones
Es importante la existencia de estudios que se encarguen de recoger las características del idioma
español, este trabajo brinda esta posibilidad porque hace una descripción del uso del imperativo
y del Que conjuntivo en el Papel Periódico de la Havana en el año 1797.
Los textos elegidos del Papel Periódico de la Havana muestran usos del imperativo y del Que
conjuntivo, propios de la lengua escrita en esta etapa.
La lengua escrita en la muestra pudo admitir, por las condiciones de su producción y recepción,
usos característicos del imperativo en una época significativa en la historia de Cuba.
El imperativo presenta una obligatoria entonación apelativa y está restringido por tres
condiciones: debe tener sujeto gramatical de segunda persona singular o plural, ha de situarse en
perspectiva temporal de presente y su oración tiene que ser afirmativa (nunca negativa).
En el imperativo se registran, además de las 5 formas típicas de este modo, todas en segunda
persona del plural (vosotros), 3 casos con el subjuntivo en oraciones negativas. Su perspectiva
temporal es el presente (único tiempo de este modo) y solamente un caso lleva en enclisis los
referentes pronominales.
El transpositor Que aparece omitido en 4 ocasiones, esto resulta muy poco significativo si se
tiene presente que existen 44 casos de forma expresa. Encabeza 28 oraciones complementarias
directas, las complementarias circunstanciales ocupan el segundo lugar con un total de 18, se
encuentra además una oración subordinada sustantiva con función de sujeto, y una
complementaria de adjetivo, estas dos últimas fueron las menos utilizadas.
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