https://doi.org/10.35290/rcui.v9n2.2022.519
Factores de riesgo y desarrollo de resiliencia en
adolescentes
Risk factors and resilience development in adolescents
Fecha de recepción: 2021-10-25 Fecha de aceptación: 2021-01-25 Fecha de publicación: 2022-05-10
Paulina Del Rocío Pérez Pérez1
Universidad Tecnológica Indoamérica, Ecuador
paulinaperez@uti.edu.ec
https://orcid.org/0000-0002-1667-8620
Héctor Sebastián Pérez Manosalvas2
Universidad Tecnológica Israel, Ecuador
hperez@uisrael.edu.ec
https://orcid.org/0000-0001-5187-1015
Giovanni David Guevara Morillo3
Universidad Tecnológica Indoamérica, Ecuador
gguevara3@indoamerica.edu.ec
https://orcid.org/0000-0002-9289-8641
Resumen
Los cambios en la dinámica familiar, académica y social, ocurrida en el último año, ha
generado un impacto significativo en el comportamiento de los niños y adolescentes. Se
ha observado no solo el cambio en el comportamiento de los niños y adolescentes,
muchas veces volviéndolos más iracundos o tristes, también se ha observado la
presencia de signos ansiosos y depresivos, llegando incluso a situaciones que han puesto
en riesgo la integridad de los niños y adolescentes. Manifestándose como, situaciones
de huida de casa, intentos auto líticos y en situaciones extremas el suicidio, en esta
investigación de tipo cualitativa se busca describir los factores de riesgo y la
importancia del desarrollo de la resiliencia en las personas, y especialmente en niños y
adolescentes, bajo la situación actual de confinamiento. El propósito de esta
investigación es entender de una manera más completa cómo se va desarrollando la
resiliencia en la persona, enfocados principalmente en jóvenes del sector de
la Guachapala en el sur occidente de Quito. Como parte de las conclusiones se
evidenció que los adolescentes han tenido varios problemas psicosociales en su vida que
han afectado a su vez su desempeño académico, por lo que se propone una serie de
alternativas para desarrollar de forma adecuada su proyecto de vida.
Palabras clave: resiliencia, problemas psicosociales, adolescencia, confinamiento
Abstract
Changes in family, academic and social dynamics that have occurred in the last year
have had a significant impact on the behavior of children and adolescents. It has been
observed not only the change in the behavior of children and adolescents, often making
them angrier or sad, but also the presence of anxious and depressive signs, even
reaching situations that have put at risk the integrity of children and adolescents. This
qualitative research seeks to describe the risk factors and the importance of the
development of resilience in people, especially in children and adolescents, under the
current situation of confinement. The purpose of this research is to understand in a more
complete way how resilience develops in the person, focusing mainly on young people
in the Guachapala sector in the southwest of Quito. As part of the conclusions it was
evidenced that adolescents have had several psychosocial problems in their lives that
have affected their academic performance, so a series of alternatives are proposed to
adequately develop their life project.
Keywords: resilience, psychosocial problems, adolescence, confinement.
Introducción
A través del tiempo han ido existiendo diferentes problemas que han generado que
muchos adolescentes cambien sus perspectivas de una búsqueda de superación y de
lograr algo más, con un estilo de vida mucho más complejo y pesimamente
denominado cómodo, situaciones como las deserciones escolares, las drogas, el alcohol,
las pandillas, el maltrato dentro del hogar, entre otros, han sido los principales
potenciadores para que las cosas que se deciden tengan un rumbo diferente, ante el caos
que muchas veces existe dentro de la vida de una persona, la resiliencia puede surgir
como algo que puede permitir una nueva forma de ver las cosas y tomar mejores
decisiones.
En los últimos años, para la psicología, el estado resiliente ha tomado un fuerte impacto
e importancia que ha ido potenciando el querer lograr esto sobre las personas,
independientemente su estilo de vida, aunque se puede llegar a entender que existen
algunos factores que permiten que esto pueda darse de una mejor manera.
Durante la niñez y adolescencia el individuo presenta cambios en su comportamiento,
pensamientos, y relaciones interpersonales, en relación a los periodos previos. En la
adolescencia se presentan cambios y crisis que suelen ser propias de la edad, durante
esta etapa, la relación con la familia y pares juegan un papel importante en la
construcción de su personalidad, y, por tanto, en su desarrollo personal, en la niñez y
adolescencia, las dificultades económicas y sociales pueden retrasar, e incluso eliminar,
la posibilidad de tener un desarrollo óptimo y adecuado.
En la adolescencia, el individuo ha fortalecido sus hábitos, tanto sociales, como las
relaciones interpersonales y emocionales, varios factores psicosociales, como la
exposición al abuso, la violencia, ya sea física o verbal, la pobreza, la deserción en el
ámbito educativo, el peligro en su ubicación, la falta de apoyo del Estado, el
hacinamiento, la exposición a la venta de drogas y pandillas, entre otras, hacen que los
adolescentes sean vulnerables a caer en conductas de riesgo, así como a sufrir
problemas en su salud mental. Por ello es esencial promover un bienestar psicológico,
además de protegerlos de los factores de riesgo que puedan impedir un desarrollo de su
potencial (Lozano, 2014).
Un factor importante es la estabilidad afectiva, que tiene un gran peso en todo sentido
de la vida de un niño/a. La persistencia familiar, la violencia y motivación son factores
que influyen en esta estabilidad afectiva y pueden generar múltiples variaciones en la
personalidad y presentan una amplia afectación en relación al rendimiento académico y
escolar (Pacho y Chiqui, 2011).
Las tensiones económicas afectan a las familias, las relaciones dentro de casa pueden
llegar a cambiar en la adolescencia, en este caso, los adolescentes que sienten un
rechazo por parte de alguno de los familiares, llegando a tener varios problemas en
su adaptación y en las relaciones dentro del hogar, además que existen factores que
pueden hacer que esto empeore aún más, entrando en pandillas como una búsqueda de
libertad y estatus, las coaliciones, como una pertenencia étnica, las amistades como
una búsqueda de libertad que sustenta parte de la adolescencia y por último, las
relaciones románticas que se desarrollan por experiencia y diversidad. Los infantes que
padecen de maltrato infantil suelen ser introvertidos, en otros casos violentos, afectando
su personalidad y que a largo plazo afecta en la socialización con sus semejantes, ya sea
en espacios sociales, laborales y/o personales.
Durante la adolescencia se busca la identidad frente a los roles impuestos por la
sociedad, la autoestima toma protagonismo en encontrar regular las habilidades sociales
junto con las necesidades y las aspiraciones del ser humano. El individuo expresa en un
contexto interpersonal sus necesidades, sentimientos, preferencias, opiniones o
derechos, sin ansiedad excesiva y de manera asertiva, el ambiente familiar es el primer
sistema con el cual el niño tiene contacto, y, por tanto, todos sus aprendizajes provienen
de este, socialmente la familia se convierte en un pilar fundamental de la sociedad. En
este sentido, la familia se convierte en una fuente de afecto, protección y seguridad para
niños y adolescentes; sin embargo, las cifras revelan una historia diferente. En 2016, en
la última encuesta sobre la situación de la niñez y adolescencia en Ecuador, reveló que
el principal desafío para la infancia en el país es la violencia. Los datos confirman que
el maltrato ocurre en los lugares donde los niños deberían estar seguros: el hogar, la
escuela y el entorno comunitario.
El maltrato a niños y adolescentes es en todo sentido perjudicial, las lesiones físicas,
emocionales, psicológicas, negligencia y maltrato físico, al tener lugar en el entorno
familiar, dejan graves secuelas, las mismas que se van a manifestar no solo en
problemas emocionales y académicos, sino también en sentimientos de desconfianza
hacia sus progenitores o cuidadores. Los índices de trauma por lo sucedido en casa se
van a manifestar en los problemas que se presentan al momento de socializar, ya que el
adolescente muestra miedo e inseguridad, y en ocasiones ira, la misma que puede llevar
a confrontaciones, agresiones, peleas, rebeldía hacia los padres, y esto va a incrementar
el malestar interno y llegar a separaciones.
De acuerdo a un estudio, casi el 40% de los niños, niñas y adolescentes recibe un trato
violento por parte de sus padres. El 26% por parte de sus profesores. El 60% es testigo
de peleas entre alumnos, y 4 de cada 10 se siente inseguro en el transporte público
(Apolo et al., 2016). Otros estudios muestran que existe un traspaso de la violencia de
generación a generación, casi el 40% de los niños, niñas y adolescentes que fueron
golpeados en sus hogares, provienen de hogares en los cuales sus padres también fueron
maltratados por sus cuidadores. También se evidencia que en estos casos los niños y
adolescentes que fueron víctimas de violencia no reciben una atención, tanto médica,
como psicológica adecuada y oportuna, manteniéndose un ciclo de violencia que
dificulta superar la condición de víctimas, y esto conlleva, a su vez, a una limitada
capacidad en el afrontamiento de dificultades y resolución asertiva de conflictos.
Cifras de la Unicef muestran que en Ecuador la violencia afecta más a los niños y niñas
entre 5 y 11 años (casi el 50% fue agredido física y psicológicamente), incide de mayor
manera en las zonas rurales (42% frente 36% en lo urbano) y es más frecuente en los
niños y niñas afroecuatorianos (52%), le sigue la población indígena (48%) y luego la
mestiza (34%). “Con respecto al uso específico de golpes, es importante anotar que se
registra una disminución entre 2010 y 2015 en la población mestiza e indígena, pero
aumenta en la afrodescendiente de 38% a 47%”. (Apolo et al., 2016).
Debido a esto, los adolescentes deciden buscar un lugar en donde logren sentirse
adecuadamente, y esto puede traer consecuencias para la persona, ya que, de alguna
manera, en su búsqueda de bienestar, puede pasar y vivir cosas mucho más complejas
en los últimos dos años producto de la pandemia. Se ha evidenciado un alto número de
casos de niños y adolescentes extraviados, en algunos de los casos la principal
procedencia para que los niños y adolescentes abandonen su hogar de manera voluntaria
se debe a que han sido víctimas de maltrato, del mismo modo, en otros casos se ha
evidenciado que tanto niños como adolescentes, pese a enfrentar situaciones críticas,
pérdidas significativas, y demás, han logrado desarrollar herramientas que le han
permitido estar en un punto más equilibrado, han mostrado ser resilientes.
Para Rutter (1990), la resiliencia es la capacidad que tienen los individuos para poder
resistir un acontecimiento adverso para su experiencia vital, sin consecuencias negativas
o perturbadoras a largo plazo para su desarrollo o su socialización. Por su parte, Luthar
et al. (2000) (citado en Rua y Andreu, 2011), señalan a la resiliencia como un proceso
dinámico que tiene como resultado la adaptación positiva en contexto de gran
adversidad.
En el contexto ecuatoriano, a lo largo de la historia se han presentado situaciones
críticas que han puesto a prueba al individuo y su capacidad de sobre llevar las perdidas
y al mismo tiempo adaptarse de manera positiva; sin embargo, se observa también que
esta capacidad no se observa en toda la población por igual, hay quienes ante un evento
critico puede resultarles más difícil, e incluso imposible sobreponerse.
Esta capacidad debe irse desarrollando y fortaleciendo en la familia y en la comunidad,
en el caso de adolescentes y niños que viven situaciones de violencia al interior de la
familia, son más vulnerables a que surjan situaciones de riesgo, entre esta, el consumo
de alcohol o sustancias psicotrópicas, incurrir en conductas de riesgo, embarazo
adolescente, entre otros, debido a una baja capacidad de hacerle frente a la situación y a
la falta de apoyo familiar externo o apoyo social.
Para Gómez Cobos (2008), un factor de riesgo se puede entender como diferentes
situaciones que hacen que la salud de la persona pueda dañarse y crear inestabilidad
social, psicológica y física, lo cual retrasa el desarrollo adecuado del individuo.
Existen una serie de factores que pueden ir apareciendo en la vida de los adolescentes y
estos pueden ir cambiando la forma en la que se van desarrollando en el medio donde
viven, los múltiples efectos que suelen ir apareciendo también depende de cómo se
produce este y de qué manera puede ser considerado como un riesgo para la vida
(Salazar et al., 2004). Bajo la situación experimentada a nivel mundial por el brote de
Covid-19, y el posterior confinamiento, han afectado no solo la economía, sino también
ha afectado la dinámica familiar y social, en el caso de niños y adolescentes ha limitado
su interacción con pares, esto a su vez, ha generado mayor preocupación y frustración
en la población.
Se ha evidenciado como producto de esta frustración un aumento en los índices de
violencia intrafamiliar, y como consecuencia de esto, y la baja capacidad de
sobreponerse, se ha observado a niños y adolescentes huir de casa de su familia para
evitar de alguna manera ser víctimas de maltrato.
A causa de la pandemia, la educación ha tenido que enfrentar nuevos desafíos como la
virtualidad, pese a los esfuerzos realizados por muchos por tratar de disminuir esa
brecha tecnológica y de conectividad, se ha evidenciado que los estudiantes aprenden
mejor a través de vivencias y experiencias basadas en la realidad. Pero en medio de la
pandemia, este derecho parece haber sido vulnerando, causando un gran impacto y
problemas a mediano y largo plazo (Barre y Castro, 2021).
A lo largo de los meses el Gobierno ecuatoriano ha tomado medidas que salvaguarden
la economía del país, es por este motivo que se recurrió a un recorte al presupuesto
designado a la educación, teniendo como consecuencia lo mencionado por la Unesco:
“La pandemia ha causado el trastorno más grave registrado en los sistemas educativos
en toda la historia y amenaza con provocar un déficit de aprendizaje que podría afectar a
más de una generación de estudiantes” (El Comercio, 2020).
Un factor que influye significativamente en la incidencia al abandono o deserción
escolar es el sentimiento de soledad, pues se ha demostrado gracias a los estudios, que
el sentirse solos y todo lo que abarca ese aspecto, aumenta las probabilidades de que
estudiantes de bachillerato dejen los estudios de tipo virtual y a distancia (Vivanco,
2020).
En el último año se han registrado varios casos de suicidio entre menores de edad, las
motivaciones principales por las cuales las personas deciden acabar con su vida son de
índole familiar, mental y sentimental, informó Paulo Viteri, jefe de la Dirección
Nacional de Delitos contra la Vida, Muertes Violentas, Desapariciones, Extorsión y
Secuestro (Dinased) (La Hora, 2021).
En el Ecuador, el promedio nacional del suicidio adolescente es de 10 por 100 mil
adolescentes; en 2016, la cifra de acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estadística y
Censos (INEC), refleja que en Pichincha se registraron 37 adolescentes fallecidos por
suicidio. En 2019, se registraron 148 defunciones en menores de 12 a 17 años (INEC,
2020). Entre los principales factores por los cuales se da están el padecer un trastorno
depresivo, el cual se manifiesta de manera diferente en niños de cómo se manifiesta en
adultos, otra de las causas en este último año han sido los estresores psicosociales, la
pandemia ha provocado que los adultos, al perder su empleo, se enfrenten a problemas
económicos, esto a su vez va a generar un ambiente desalentador en los hogares, y a la
vez hostil, esto conlleva a que los menores de edad reciban por parte de sus padres
palabras y frases desalentadoras, amenazas, insultos, e incluso pueden ser víctimas de
actos agresivos por parte de sus padres.
En el caso de los niños y adolescentes, el incremento del suicidio se debe a una
desprotección social, no hay redes de apoyo familiar y social adecuadas que permitan a
los niños y adolescentes desarrollarse de manera integral, al no poder expresar sus
emociones, sentimientos, el sentirse excluidos puede llevarlos a cometer suicidio, en
algunas ocasiones los cambios bruscos en el comportamiento habitual, cambios de
humor como irritabilidad, abandono de actividades que antes disfrutaban, deserción
escolar, poco o ningún interés en compartir con otras personas, y aislarse, pueden ser
signos importantes y de alarma, en el caso de niños muchas de las veces no dan señales.
Por otra parte, el expendio y consumo de drogas es una problemática que a lo largo del
tiempo ha ido aumentando, esto ha generado desequilibrio en la estabilidad emocional
de los habitantes en muchos sectores a lo largo del país, y en la ciudad de Quito se ha
convertido en una de las principales preocupaciones en los últimos años, esta
problemática afecta a su vez la estabilidad económica familiar, debido a que en algunos
casos los jóvenes que consumen se ven obligados para cubrir su necesidad de consumo
a sustraer objetos y vienes de sus hogares. Con el inicio de la pandemia por Covid-19, al
presentarse varias afectaciones en el campo laboral, despidos, y, por tanto, un
incremento en el desempleo, se ha evidenciado que algunas personas, especialmente en
sectores rurales y vulnerables, ha recurrido al expendio de las drogas.
Asimismo, Rodríguez (2015) en su investigación sobre violencia y drogas, expresa que
la violencia intrafamiliar es un factor trascendental sobre el consumo de drogas en los
adolescentes, ya que la influencia del ambiente, los procesos psicológicos y el
comportamiento, dan paso a ciertas conductas, por lo que, en familias con más violencia
intrafamiliar, existe mayor índice de jóvenes consumidores y expendedores.
En el caso de Ecuador, el consumo de drogas no solo presenta una afectación a la salud
de las personas, sino también se convierte en una problemática para la educación
ecuatoriana, en el contexto previo a la pandemia se podía observar a jóvenes en varias
instituciones educativas consumir droga y se tenía conocimiento de situaciones en las
cuales al interior de las instituciones se llegaba a comercializar. Esta situación se
convierte, por tanto, en otra causa de deserción escolar. En el contexto de la pandemia,
las instituciones educativas debieron cerrar sus puertas; sin embargo, esto, contrario a
disminuir la situación de consumo, se ha observado que en algunos casos se llegó a
aumentar el consumo.
Los problemas familiares, cambios propios durante la adolescencia, los efectos de la
pandemia como aislamiento, deserción escolar, las conductas de riesgo, ha mostrado
que el individuo, en especial los adolescentes, no han desarrollado de manera adecuada
habilidades sociales, y producto de esto a su vez se evidencia situaciones que limitan su
desarrollo.
En la investigación realizada por Jiménez (2020), sobre las habilidades sociales de
adolescentes drogodependientes, realizó una comparación con sujetos que no consumen,
donde pudo notar que el consumo o expendio de drogas afecta de manera directa en las
relaciones inter e intrapersonales, además, actúan de mejor manera en situaciones
estresantes; sin embargo, existe un deterioro a largo plazo.
De acuerdo con el Centro de Investigación y Educación para la prevención del Abuso de
Drogas, en el 2013 manifiesta que los comportamientos de riesgo son acciones que
pueden ser un peligro en el desarrollo biopsicosocial en los adolescentes, teniendo como
resultado que perjudiquen la vida presente o futura de los adolescentes.
Debido a esto, el bienestar emocional, relacionado directamente con la autoestima y la
capacidad de afrontar las situaciones que se presentan y la capacidad de buscar
soluciones y recuperarse, así como, la resiliencia se vuelve de gran importancia y
utilidad debido a que permite el sobreponerse a las diferentes dificultades que se
presentan a lo largo de la vida. En el caso de niños y adolescentes el aprender
habilidades cómo es el control de impulsos, manejo adecuado de emociones, y sobre
ponerse a la adversidad, va a permitir un adecuado desarrollo y ajuste a las diferentes
crisis que se presenten.
En las familias, cuando no se adquiere de manera adecuada esta habilidad se genera un
sentimiento de abandono, desprotección e inseguridad, que imposibilita el desarrollo
óptimo de todas las capacidades del individuo, esta condición no se limita únicamente a
contextos socioculturales y socio económicos desfavorables, puede darse aun en
contextos familiares y socio económicos adecuados, la presencia de duelos personales,
catástrofes, pone a prueba al individuo en su capacidad de resolución de conflictos, y
superación de limitaciones.
Aunque para obtener que la persona logre su cometido se debe tomar en cuenta los
factores de riesgo, que son aquellos eventos o situaciones personales o contextuales
que incrementan la posibilidad de desarrollar problemas emocionales, conductuales o de
salud, dicho de otra manera, factores que atenten a la integridad de un individuo y
puedan interrumpir su desarrollo y dejen secuelas negativas para la vida de la persona
(Kotliarenco et al., 1996).
Para la psicología es muy importante la búsqueda de la resiliencia dentro de
los adolescentes y comprender cuáles son los factores que permiten a las personas
recuperarse de una situación difícil, acumulativa y continua, de manera
que se puedan adaptar y fortalecer (Vera, 2019).
El desarrollo de herramientas que permitan afrontar las crisis y los problemas que
pueden existir dentro de la vida de una persona puede llegar a ayudar a proseguir con las
cosas que se tienen que hacer, si bien es cierto muchas personas se han dejado llevar por
los problemas y han optado por estilos de vida más encaminados a los asaltos, la
drogadicción y las pandillas y para ello existen varias maneras en las cuales se puede
llegar a apoyar a las personas para que encaminen su vida de una manera adecuada.
El razonamiento social se desarrolla a partir de un sentimiento de justicia. Kohlberg
(1958) propuso que la moral progresa desde las normas sociales y
los códigos personales, teniendo en cuenta además las emociones y la guía de los
padres.
Debido a esto es necesario la intervención de una promoción de salud mental de
adolescentes que van a fortalecer su capacidad para regular sus emociones, obteniendo
un desarrollo de la resiliencia, varios autores mencionan que la resiliencia es la
capacidad empleada para enfrentar situaciones de riesgo.
Metodología
El presente trabajo es una investigación de tipo cualitativa. Para lo se realizó la
observación del comportamiento a adolescentes en diferentes situaciones durante los
meses de enero a marzo de 2021, en el sector de la Guachapala en el sector sur de la
ciudad de Quito - Ecuador, del mismo modo se utilizó narraciones de adolescentes
sobre diferentes situaciones que viven en su día a día, las mismas correspondieron a
inquietudes sobre dificultades familiares, en el contexto del confinamiento debido a la
pandemia, cambios emocionales provocados por el mismo, cambios en la dinámica
social y académica debido a las clases virtuales.
En la revisión bibliográfica que, según Gómez et al. (2014), es una etapa bastante
importante en todo proyecto de investigación y tiene como fin el poder garantizar la
obtención de información que permita encontrar un universo de conocimientos de lo que
se está hablando. Para lo cual se utilizaron datos tanto del Instituto Nacional de
Estadísticas y Censos, así como, diarios a nivel nacional y local, en los cuales se pudo
evidenciar las alarmantes cifras tanto de maltrato intrafamiliar, deserción escolar,
conductas de riesgo en adolescentes y por consiguiente como una baja resiliencia
contribuye a socavar estas conductas de riesgo.
La muestra investigada corresponde a niños y adolescentes del sector de la Guachapala
en la ciudad de Quito. Se ha mantenido la confidencialidad de sus nombres y sus datos.
Resultados
En la presente investigación se pudo identificar factores que causan en los adolescentes
conductas de riesgo, entre estas se pudo identificar deserción escolar, la presencia de
embarazos adolescentes, sentimientos de soledad, y debido a una baja resiliencia y una
falta de redes de apoyo familiar y social se pudo evidenciar que, en algún momento, y
en especial producto de la pandemia, las ideaciones suicidas han aparecido en algunas
ocasiones.
En el sector de la Guachapala se puede evidenciar la dificultad que presentan los niños y
adolescentes en acceder de manera óptima a clases virtuales, lo cual ha provocado que
su aprendizaje no sea el esperado. En la siguiente Figura 1 se muestran algunos factores
causantes de la deserción escolar.
Figura 1
Factores Causantes de Deserción Escolar
Entre los principales factores causantes de deserción escolar se pudo evidenciar que la
carencia de medios tecnológicos es uno de los principales, esto debido a que muchos de
los estudiantes tenían que compartir equipos para recibir sus clases con otros hermanos,
lo cual provoca que no todos puedan acceder a las mismas.
De acuerdo con uno de los entrevistados, a quien llamaremos Carlos, comenta que
algunos días coinciden las clases de mi hermano y las mías, y solo tenemos un teléfono
celular para conectarnos, y tengo que ayudarle en sus clases, y no alcanzo a conectarme
a las mías”.
Por su parte, Lorena indica que “a veces mi mamá sale a trabajar y se lleva el celular y
no tengo como entrar a las clases”.
En adición a estas situaciones se ha evidenciado que muchos niños y adolescentes
muestran sentimientos de soledad, esto debido a la falta de interacción con sus
compañeros. Desde hace casi un año ha provocado que pierdan contacto con muchos de
ellos, en el caso de adolescentes, esta situación puede afectarlos un poco más debido a
que pierden el sentido de pertenencia que tenían a su grupo, y buscan relacionarse con
personas nuevas en sectores aledaños a sus viviendas; sin embargo, bajo las condiciones
actuales debido a la pandemia, esto pone en riesgo su salud.
En este sentido, Jaime expresa que “extraño a mis compañeros del colegio, pasábamos
juntos, nos ayudábamos en los deberes, a veces jugábamos, ya no les he visto ni a la
chica del curso que me gustaba”.
Mientras que Luis añade que “a la salida del colegio íbamos por ahí, a veces nos íbamos
a alguna caída por ahí, ahora ya no me dejan salir, porque hace tiempo les encontraron a
unos chicos en una caída y llego la policía... mi mamá no quiere que salga porque tiene
miedo que nos contagiemos y no hay medicinas”.
Otra de las situaciones que se pudo observar es la inversión de roles, esto debido a que
los padres deben salir en busca de sustento, si bien esta es una situación usual en barrios
vulnerables, los adolescentes no solo han tenido que cuidar a sus hermanos, también se
evidenció que en varios casos tuvieron que cuidar de sus padres debido a que estuvieron
contagiados con Covid, lo cual dificultó aún más el que puedan continuar con sus
estudios de manera habitual.
Para Elena “antes llegaba de las clases y calentaba la comida y solo tenía que darles a
mis hermanos y verles que hagan deberes, pero mi mamá se contagió, y se enfermaron
también mi papá y mi hermana, yo tenía que cuidarles, preparar la comida y ya no podía
hacer los deberes o conectarme a clases”.
En relación a las conductas de riesgo (ver Figura 2) que se han presentado en el sector,
se puede evidenciar que los embarazos adolescentes, consumo de alcohol y otras
sustancias, producto de la violencia intrafamiliar, son otros de los problemas que se
observa en adolescentes.
Figura 2
Conductas de Riesgo
En el caso de la violencia intrafamiliar, las carencias económicas causadas por despidos
durante la pandemia y escases de empleos, ha provocado el aumento de estrés y
frustración en los hogares, en especial en aquellos pertenecientes a sectores vulnerables,
lo que ha llevado a situaciones de agresividad y violencia al interior del hogar.
En algunos casos se ha observado que a la par de estas dificultades ha aumentado el
consumo de alcohol y otras sustancias, no solo por parte de progenitores, sino también
en el caso de adolescentes, cuya edad de inicio del consumo de alcohol es cada vez
menor, en ciertos casos puede observarse que una de las razones que manifiestan es
debido a la falta de atención que reciben por parte de sus padres, o a la falta de control
parental que hay en muchos casos, del mismo modo, se ha observado que el sentido de
pertenencia un grupo o aceptación de pares, juega un papel importante para los
adolescentes.
De acuerdo con Jaime “mi mamá pasa casi todo el tiempo fuera de la casa trabajando,
como ya no tengo a mis amigos del colegio cerca me hice amigo de unos chicos que se
reúnen aquí cerca de la casa, a veces nos tomamos algo, como no hay mucha plata,
ponemos para comprar puntas y mezclamos con lo que haya. Mi mamá no se da mucha
cuenta porque cuando ella llega ya estoy durmiendo”
Por otra parte, se evidencia que otro de los efectos producto del maltrato intrafamiliar es
que los adolescentes sienten la necesidad de ser queridos y cuidados por alguien, lo que
los lleva a establecer relaciones afectivas y sexuales de manera precoz, conllevando en
muchos casos a embarazos adolescentes. La principal dificultad que esta situación
acarrea es que las redes de apoyo familiares, de por si debilitadas o incluso inexistentes,
pone a los menores en una situación aún mayor de vulnerabilidad, restando de esta
manera las oportunidades de completar un proyecto de vida adecuado, sumiéndolos en
un ciclo de violencia y pobreza.
Erika es una menor de 17 años, estaba al cuidado de sus hermanos menores de 12, 10 y
6 años, debido a que sus padres tenían que trabajar en otra ciudad y la dejaban al
cuidado de sus hermanos, un tiempo después conoció a su enamorado, con quien tuvo
un bebé, unos meses antes de iniciar la pandemia, se realizó un seguimiento de su
situación y la de sus hermanos, y las autoridades pudieron evidenciar que vivían en una
situación de hacinamiento y desprotección, debido a esto, su madre tuvo que retornar y
estar al cuidado permanente de los menores.
En los meses que estuvieron confinados debido a la situación de pandemia y las
dificultades económicas presentes, el enamorado de Erika empezó a maltratarla y
finalmente la abandonó. Para la familia, y en especial para el padre, que es el único que
sostiene económicamente al hogar, se le ha dificultado aún más conseguir el sustento,
debido a que vendía artesanías.
Es evidente como en sectores vulnerables, la carencia de redes de apoyo, tanto
familiares, como sociales, pueden ser determinantes en el desarrollo adecuado de los
adolescentes. A esto se suma que la falta de resiliencia que muchas familias en situación
de vulnerabilidad presentan, ahonda el riesgo de ser presas de situaciones que limiten su
desarrollo personal.
Como parte de la presente investigación se pudo evidenciar que en sectores rurales de
Quito, como la Guachapala, el maltrato familiar, la violencia, la falta de redes de apoyo,
la negligencia y desprotección, se convierten en un factor importante en la estabilidad
afectiva de los niños y adolescentes, del mismo modo, esto puede influir en el
rendimiento escolar, en los casos de familias con bajos recursos económicos los
problemas psicosociales, agravan el desarrollo de los niños y adolescentes.
La deserción escolar en el último año ha aumentado, provocando graves estragos, tanto
en el aprendizaje, como en el cambio de los roles de los adolescentes, quienes han
tratado de integrarse a la sociedad como mano de obra poco calificada, y otros casos,
como se ha podido observar, el abandono de sus estudios los ha llevado a vincularse con
grupos con estructuras delincuenciales.
Conclusiones
La adolescencia es una etapa crucial en la vida, y existen varios factores que van a
influenciar dónde se van a desarrollar hábitos, tanto sociales, como emocionales, uno de
esos factores es el contexto y el ambiente en el que se desarrolla. Como se sabe, los
riesgos a los que se enfrentan los niños y adolescentes en la actualidad cada vez son
mayores, y más cercanos, por lo cual el desarrollar de manera adecuada la resiliencia,
permite frenar o contrarrestar estos riesgos.
A partir de varios problemas psicosociales por los que pasan los adolescentes, como
son las deserciones escolares, las drogas, el alcohol, las pandillas, el maltrato, entre
otros que han sido principales potenciadores para que los adolescentes cambien su
perspectiva de búsqueda de superación. A la par de la preparación académica, es
primordial trabajar en la construcción de proyectos de vida con metas a corto, mediano
y largo plazo.
Todos estos aspectos han dado a notar la gran importancia que tiene el formar un estado
resiliente que ayude a los adolescentes a tener un estilo de vida adecuado, donde les
permita obtener nuevas formas de ver las cosas y tomar mejores decisiones.
Se puede concluir que un factor que puede causar varios conflictos en los adolescentes
es el que constantemente buscan un lugar donde puedan sentirse cómodos, aceptados o
un bienestar y si no lo encuentran en su hogar, su salida será buscarlo en las calles, lo
cual hará que su vida, por problemas psicosociales, puede cambiar si el adolescente
tiene las herramientas para estar en un punto más equilibrado, para lo cual es
conveniente generar espacios seguros, redes de apoyo sociales, integradas por un equipo
multidisciplinario para dar atención y seguimiento a los adolescentes, en situación de
vulnerabilidad.
Pese a que un adolescente pase por un acontecimiento adverso, se entiende que el
desarrollar resiliencia ayudará a que afronte estas situaciones de adversidad, es decir,
forme la capacidad de resistir y afrontar esas situaciones, y de esta manera pueda
continuar con su proyecto de vida.
Referencias
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https://www.unicef.org/ecuador/comunicados-prensa/violencia-el-principal-
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Copyright (2022) © Paulina Del Rocío Pérez Pérez, Héctor Sebastián Pérez
Manosalvas y Giovanni David Guevara Morillo
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