https://doi.org/10.35290/rcui.v9n3.2022.626
Ensayo
La extensión universitaria con sentido de responsabilidad
social
University extension with a sense of social responsibility
Fecha de recepción: 2022-06-03 Fecha de aceptación: 2022-07-26 Fecha de publicación: 2022-09-10
Francisco das Chagas Silva de Jesus Hernández1
Secretaria Municipal de Educación do Piauí, Brasil
professordjesus.2013@yahoo.com.br
https://orcid.org/0000-0002-5420-0679
Ramón Antonio Hernández Chirinos de Jesus2
Universidad Estadual do Piauí, Brasil
ramon_hernandez2012@hotmail.com
https://orcid.org/0000-0002-0663-8983
Resumen
La extensión universitaria asume una función de práctica social en las casas de estudios superiores, ya
que tiene como propósito el acto de educar. Además de promover herramientas para docentes,
estudiantes y la comunidad externa, logrando así mantener sus conocimientos actualizados a través de
formaciones continúas. De igual forma, la extensión universitaria desempeña un papel transcendental
en la construcción de los ciudadanos para el nuevo modelo de sociedad. En este sentido, este artículo
teórico tuvo como objetivo reflexionar sobre la extensión universitaria con sentido de responsabilidad
social. Las experiencias de responsabilidad social universitaria deben relacionarse con la extensión
como un acuerdo colectivo, de manera que se pueda establecer un diálogo dinámico entre la academia
y el mismo entorno, desarrollando así el verdadero sentido de pertenencia que debe existir en el
recinto estudiantil.
Palabras clave: universidad, estudiante universitario, extensión universitaria, responsabilidad social.
Abstract
The university extension assumes a function of social practice in the houses of higher studies, since its
purpose is the act of educating. In addition to promoting tools for teachers, students and the external
community, thus maintaining their knowledge updated through continuous training. Similarly,
university extension plays a transcendental role in the construction of citizens for the new model of
society. This theoretical article aimed to reflect on university extension with a sense of social
responsibility. The experiences of university social responsibility must be related to the extension as a
collective agreement, so that a dynamic dialogue can be established between the academy and the
environment itself, thus developing the true sense of belonging that should exist in the student campus.
Keywords: university, student, college extension, social responsibility.
Introducción
El mundo atraviesa por muchas transformaciones, aun así, los actores sociales tienen la
esperanza de que la universidad pública continúe contribuyendo en la preparación de
profesionales calificados, y que estos puedan intervenir en los problemas sociales existentes,
para ello, se hace necesario repensar urgentemente en la construcción de un mundo más justo
y mejor que involucre a todos los ciudadanos. Es en este contexto que la universidad ejerce un
grandioso papel, puesto que es un espacio destinado para pensar, discutir y hacer propuestas.
Las universidades están enfocadas en la producción de conocimiento y la responsabilidad
social universitaria orienta el desarrollo de la sociedad de manera sustentable, permitiendo el
fortalecimiento de la democracia y la resolución de los problemas sociales y ambientales
existentes (Filho et al., 2021). Lo dicho por el autor permite reflexionar sobre lo relevante que
es para la universidad poder establecer ese contacto con la comunidad a través de la
responsabilidad social, la cual les ayudará a poder aportar a los diferentes nudos críticos que
se presentan en su día a día.
De igual forma, Felipe & Gómez (2014) coinciden que la universidad representa un espacio
de excelencia donde se entrelaza la docencia, investigación y extensión y, entre ellas, la
extensión es la más reciente, por lo que necesita ser profundizada, ya que debe abarcar los
diferentes estratos sociales con la finalidad de ofrecer un servicio comunitario a toda la
colectividad. En el mismo orden de ideas, Silva & Deboçã (2018) argumentan que la práctica
de extensión induce a las personas a actuar de manera ética en la sociedad, y es a través de un
proceso educativo, lo que va a caracterizar su participación de forma política y crítica. Lo
mencionado por ambos autores deja ver claramente la conexión que debe existir entre la
extensión y la universidad, de manera que juntas puedan contribuir a través de un servicio que
esté destinado a la comunidad.
Gadotti (2017) señala que la extensión universitaria debe acontecer mediante la interacción
con la sociedad, donde se promueva la comunicación entre el conocimiento científico y el
popular, con el propósito de posibilitar los materiales idóneos para hacer una intervención en
un entorno real. Aparte de eso, la extensión no debe estar separada de la docencia y la
investigación, puesto que las mismas son las que dan vida a la universidad.
Lo expresando anteriormente reafirma la responsabilidad social que tiene la universidad, la
cual ha ganado un lugar privilegiado, y que con el transcurrir del tiempo ha permitido
establecer fuertes vínculos con la extensión, todo con la finalidad de tener un acercamiento
con la comunidad. Para tener claro el papel de la responsabilidad social en las instituciones de
educación superior se debe tener ya establecido el perfil, la misión y la visión educativa de
cada recinto universitario.
En este sentido, a través de extensión universitaria se puede complementar la formación del
profesorado, a través de un proceso dialógico en el que educadores (con sus conocimientos
teóricos) y ciudadanos (con sus conocimientos prácticos) adquirido con las dificultades
experimentadas) e intercambiar sus experiencias. Esta iniciativa lo que busca es fomentar la
expansión de la capacidad comunitaria para intervenir en su propia realidad, generando
beneficios que pueden ser compartidos y reproducidos en otras comunidades.
1.1 Aspectos teóricos
1.1.1 La historia de la universidad
Dando una mirada histórica, como plantean Eidt & Calgaro (2021), las universidades
surgieron en el siglo XIX, en Brasil, con el objetivo de la formación exclusiva de la élite.
Pocas universidades se preocuparon por difundir y practicar el trabajo social, permaneciendo
hasta finales del siglo XIX con la transmisión de conocimientos en beneficio de pocos. Los
autores antes mencionados, explican que las universidades fueron creadas con el propósito de
acceder a la élite brasileña, sin una clara definición de espacio para la producción científica y
de conocimiento. Sin embargo, muchos movimientos sociales afirmaron que la universidad
debe servir a todos los ciudadanos, creando así la necesidad de atender los intereses
universales, incluyendo a toda la sociedad, incluidos los sectores necesitados, así como el
desarrollo de proyectos sociales.
De igual manera, Ribeiro & Magalhães (2014) afirman que en la segunda mitad del siglo XX
se llevaron a cabo movimientos de reforma del Estado, presionados por manifestaciones
sociales y organizaciones transnacionales, tales como el Banco Mundial, Organismos de
Cooperación y Desarrollo Económicos, entre otros. Todo culminó en el desarrollo de la
descentralización de las políticas sociales, en las que el Estado hasta entonces se convirtió en
el promotor exclusivo de las demandas sociales, traspasando las responsabilidades de las
organizaciones en la sociedad civil en las que se buscaron nuevas formas de gestionar y
atender las necesidades de la sociedad. Ante este hecho se intensificó la discusión sobre la
responsabilidad social empresarial, comenzando la discusión del tema antes de ser incluido en
el ámbito universitario.
Al respecto, Eidt & Calgaro (2021) consideran que el término responsabilidad social en
educación cobró mayor importancia en el siglo XXI, época en la que muchas instituciones
privadas incorporaron la responsabilidad social corporativa como estrategias de marketing. La
idealización tomó mayor relevancia a fines de la década de 1990 en el ámbito académico, con
el supuesto de satisfacer las necesidades de la sociedad emergente, incorporando la realidad
de la sociedad brasileña.
De esta forma, la universidad debe constituirse más allá de un simple centro de formación,
pues ella debe concordar con las directrices que rigen todas las instituciones universitarias, y
juntas poder realizar propuestas que mejoren las funciones y las estructuras sociales. Los
fundamentos de este pensamiento deben estar basados en una extensión universitaria que esté
comprometida con los cambios sociales y el pensamiento político que involucra a docentes y
estudiantes.
Las demandas presentadas por la Reforma Córdoba dieron cierto tono de modernización a las
estructuras y políticas de las universidades, en especial al papel social que debe cumplir la
misma en la construcción de una sociedad más democrática y participativa (Pernalete &
Ortega, 2010). La función social de la universidad debe proyectarse hacia una cultura
académica entre sus miembros, de manera que se sientan comprometidas con las
problemáticas locales, estaduales y nacionales, dando aportes significativos a través de la
extensión universitaria. Siendo así la difusión de la responsabilidad social universitaria forma
parte de una tradición basada en ideales humanistas, con el fin de construir una institución que
se vincule con todos los actores sociales y sea capaz de luchar contra los diversos nudos
críticos sociales que les atañe.
En el caso específico de Brasil, tuvo sus primeras experiencias de extensión en la Universidad
Libre de Manaos, la cual fue fundada en 1909 en el Ciclo del Caucho, y en São Paulo y
Paraná en 1911 (Jezine, 2004). Las experiencias se socializaron a través de conferencias y
semanas abiertas al público en las que se trabajaron diversas temáticas; sin embargo, los
asuntos tratados no guardaban ningún tipo de relación con los problemas sociales y
económicos que formaban parte del día a día de la comunidad.
Por Decreto Federal N° 19.851 del 11 de abril de 1931 (Governo Provisorio da Republica dos
Estados Unidos do Brasil), en la década de los años 30, el país atravesó por numerosas
transformaciones tanto de orden político como educativo. Desde entonces, la universidad
forma parte de un enfoque que se basa en ideales humanistas, con el objetivo de construir una
institución con alto grado de compromiso con su población, que sea capaz de dar aportes
significativos contra las adversidades y dificultades que están presentes en la sociedad. En
1931, se realizó la primera reforma universitaria como modelo para el desarrollo de la
educación superior, estableciendo como ejes relevantes: la organización, composición,
competencia y financiamiento, previendo la representación estudiantil. Después de 1964, con
el golpe y la implantación de la dictadura militar en el país, el movimiento estudiantil perdió
su valor e incluso se extinguió la Unión Nacional de Estudiantes (UNE). Luego, en la década
de los ochenta surgieron nuevas propuestas que apuntaban a la reformulación de las
universidades brasileñas, en el contexto de la llamada redemocratización del país. Se reavivó
el debate sobre el rumbo que debían seguir las instituciones educativas.
En 1987 se creó el Foro de Pro-Rectores de Extensión de las Universidades Públicas
brasileñas (FORPROEX). Después, en 2001, los Pro-Rectores crearon el Plan Nacional de
Extensión, con el propósito de reforzar el compromiso que deben tener las universidades con
la transformación de la sociedad brasileña, enfocadas desde la justicia, la solidaridad, la
participación y la democracia. Todo con la finalidad de promover una mejor evaluación del
desempeño en la educación superior del país. Para ello, se estableció el Sistema Nacional de
Evaluación de la Educación Superior (SINAES) - la evaluación institucional de cursos y
estudiantes, a través de la Ley N ° 10.861, de 14 de abril de 2004, que orienta que la extensión
debe basarse en valores educativos, que busquen la integración entre la docencia y la
investigación, reforzando lo importante de transferir el conocimiento producido en las
Instituciones de Educación Superior, para tener injerencia en el desarrollo local, regional y
nacional.
La extensión representa para la universidad un hilo conductor que la vincula con el entorno,
permitiéndole crear sus propias herramientas de intervención comunitaria, para que los
involucrados puedan superar sus propios problemas sociales. Para lograr una transformación
continua, la extensión universitaria debe contantemente realizar un proceso de
autoevaluación, coevaluación y heteroevaluación que le permita verificar la efectividad de sus
acciones.
Desde un punto de vista, Eidt & Calgaro (2021) enfatizan que la responsabilidad social en las
universidades está relacionada con el compromiso de la docencia, la investigación y la
extensión, que favorecen el desarrollo de la sociedad y las cuestiones sociales y ambientales,
así como el bienestar en la comunidad y la formación de un profesional capaz de resolver
problemas sociales. Las universidades tienen el papel de agente social en el proceso de
desarrollo social, colaborando con el desarrollo del talento humano, científico, social, político,
económico, cultural y sostenible.
Silva (2015) afirma que la responsabilidad social en las universidades tiene como objetivo
producir conocimiento económicamente útil, guiado por el desarrollo de la sociedad de
manera sostenible, contribuyendo, a través de la docencia, a la democracia y la resolución de
problemas sociales y ambientales, con énfasis en la calidad, inclusión, acceso, igualdad, entre
otros. En esta línea, también implica la necesidad de revisar su misión para que sea posible
equilibrar el conocimiento humano y social.
El mismo autor agrega que la responsabilidad social debe incorporarse en la gestión, las
prácticas y los procesos educativos universitarios, como la construcción del pensamiento
crítico, la alineación de conceptos, posiciones que permitan dar respuesta a las necesidades de
la sociedad, con base en la misión, la cultura y la identidad institucional.
Por su parte, Filho et al. (2021) sostienen que la responsabilidad social universitaria es una
forma de compromiso con la sociedad frente a la dimensión ética, es decir, de forma continua.
Ante esta postura, la universidad debe ser vista como una que favorece el desarrollo
económico, así como las prácticas de justicia social. Por tanto, la formación debe basarse en la
democracia, respetando la pluralidad de culturas y las diferencias sociales.
De igual forma, Calderón (2006) defiende que la universidad es una institución cuya misión
es transmitir y producir nuevos conocimientos a través de la docencia, la investigación y de la
extensión. Se debe aprovechar esta coyuntura para construir puentes entre la universidad y la
sociedad, donde exista un compromiso social y reflexión ética de la universidad sobre la
dimensión social de la docencia y la investigación. Sin lugar a duda, la responsabilidad social
y la universidad deben estar relacionadas con la extensión universidad, por su compromiso
social y la forma de establecer un diálogo dinámico entre las instituciones universitarias y la
sociedad, desarrollando en ellas un sentido de pertenencia social.
1.1.2 La política de extensión universitaria
La Constitución Federal de 1988 (Presidência da República) (art. 207) y la LDB nº 9394/96
(art. 53) (Presidência da República, 1996) tratan específicamente de la autonomía
universitaria y la inseparabilidad entre docencia, investigación y extensión, refuerzan
legalmente la función y responsabilidad social de la universidad. Pues bien, la Institución
Educación Superior representa para la sociedad moderna un recinto educativo capaz de dar
sentido a la existencia de una comunidad. En tal caso, Teixeira (2015) afirma que “la historia
de todos los países que florecieron y se desarrollaron es la historia de su cultura, la historia de
sus universidades” (p. 122), lo que significa que la institución de educación superior tiene un
papel que transciende más allá de la difusión del conocimiento.
Por ejemplo, el Informe Delors (1998): la educación es un tesoro por descubrir la
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO),
trata sobre la misión de la educación superior, donde la universidad debe ser un sitio de
estudios abiertos para todos, centrándose en el aprendizaje, cultura y la evolución del mercado
laboral con la cooperación internacional.
De esta forma, la educación superior es, en la sociedad, uno de los elementos que impulsan el
desenvolvimiento económico y, al mismo tiempo, una de las bases de la educación a lo largo
de la vida. Las instituciones de educación superior se encuentran bien situadas ante el
fenómeno actual de la globalización. Es decir que, permiten remediar la brecha de
conocimiento y enriquecer el diálogo entre las comunidades y sus culturas.
Es importante destacar que, a través de la extensión, la universidad socializa la cultura. Es por
ello que, Teixeira (2015) afirma que, no se puede aislar la cultura de la vida, sino para darle
vida y convertirla en maestra de la experiencia. Por tanto, la relevancia social de la extensión
es la claridad en el compromiso social, siendo una de las principales funciones de la
universidad frente a los diversos nudos críticos que se presentan en su entorno social. Esto
significa que el recinto universitario no debe perder de vista sus proyectos y programas que
estén orientados a la transformación social y, en consecuencia, les permita mejorar la calidad
de vida de la población interna y externa de su entorno.
Igualmente se hace necesario hacer frente a situaciones problemáticas que afligen a una
sociedad que requiere de una preparación ya sea técnica o profesional para poder tener
habilidades pertinentes al momento afrontar la complejidad del ser humano. De esta forma,
Nogueira (2015) sostiene que la universidad de hoy día tiene como principio educar a los
ciudadanos que se encuentren comprometidos con los problemas sociales, y, al mismo tiempo
puedan generar posibles soluciones, a través de la puesta en práctica de los saberes adquiridos
durante su instrucción académica.
Ahora bien, la universidad debe superar la visión que tiene de la extensión universitaria como
mero mecanismo de proyección social, sino como un conjunto de acciones bien intencionadas
en pro de la comunidad. Pues claro está que, la función principal de la extensión es la
formación profesional, la producción de conocimiento, el desarrollo social y la mejora de la
calidad de vida de la comunidad en general.
El Foro de Pro-Rectores de Universidades Públicas Brasileñas lanzó el Plan Nacional de
Extensión en 2001, con el siguiente concepto de extensión universitaria: “La extensión
universitaria es la educación, representa un proceso cultural y científico que articula la
Docencia y la Investigación de manera inseparable, posibilitando la relación transformadora
entre Universidad y Sociedad” (FORPROEX, 2001, p. 05). Esta cita refleja lo importante que
fue para la universidad poder proyectarse más hacia la comunidad, en este caso poder llevar
los conocimientos académicos a un conglomerado quizás olvidado por la misma sociedad.
Para Sampaio (2014), una Política Nacional de Extensión solo tendrá sentido en el sistema de
educación superior si logra elaborar conceptos y hacer propuestas que respondan
positivamente a la función real de la universidad. Claro está que, la extensión ocupa un lugar
privilegiado en la academia, porque busca dar respuesta a las diferentes aristas que relacionan
la producción de conocimientos que se gestan desde el interior de la universidad,
contribuyendo así a incidir en la relevancia social y política de la docencia e investigación.
Las Pro-Rectorías de Extensión, a su vez, tienen su existencia ligada a una acción táctica de
articulación, sensibilización y coordinación, en el contexto estratégico de construcción
procedimental de la apertura y confrontación entre la universidad y la sociedad (Nogueira,
2015). Entonces, un aspecto relevante para las Instituciones de educación superior, es la
interpretación del concepto de extensión universitaria que, no ha sido asimilada por muchos
profesionales, que limitan su función a cursos, simposios y congresos.
Por su parte, Souza (2005) considera que la extensión es más que un instrumento que habilita
la función social de la universidad; es también una forma de socializar lo que se produce en la
investigación y la docencia. Aquí cabe recordar la articulación y no socialización de las tres
funciones básicas de la universidad: Docencia, Investigación y Extensión. El autor antes
mencionado, considera que, el camino que debe seguir la universidad, es utilizar la extensión
como mediadora dentro de sí misma y también fuera de sus muros. Por lo que, la institución
debe estar alerta a su papel político en la transformación de las condiciones sociales.
En este sentido, Pernalete & Ortega (2010) presentan cuatro características de la extensión
universitaria como vínculo entre la universidad y la sociedad: (1) Altruista: Se refiere a las
acciones humanitarias de los estudiantes universitarios a favor de los sectores más pobres y
marginados; (2) Divulgación: Cuando las acciones de extensión llevan avances técnicos a la
población que no tiene acceso a instituciones de educación superior; (3) Conciencia: Cuando
las acciones transformadoras llegan al entorno social; y (4) Vínculo empresarial: Cuando las
acciones se alinean con los principios de extensión al servicio de los sectores desprotegidos de
la población.
Para Calderón (2006), la universidad es una institución cuya misión es transmitir y producir
nuevos conocimientos apoyándose de la docencia, la investigación y extensión. Entonces, los
conocimientos deben ser el puente entre la universidad y la sociedad, enfatizándose en todo
momento el compromiso social que ella debe asumir en la reflexión ética y dimensión
comunitaria.
Las experiencias de responsabilidad social universitaria deben estar íntimamente relacionadas
con la extensión universitaria, pues también representan un compromiso social y una forma de
establecer un diálogo dinámico entre la institución y la sociedad, desarrollando en ella un
sentido de pertenencia.
Hay que destacar que las universidades brasileñas adhirieron la responsabilidad social con la
extensión universitaria para crear un Programa de Gestión de Proyectos Comunitarios, como
una acción sistematizada implementada desde hace 20 años, con el objetivo de desarrollar
alternativas para la solución de problemas sociales en las comunidades periféricas, al mismo
tiempo complementar la formación de los futuros docentes, a través de un proceso dialógico,
en el que los educadores, con sus conocimiento teóricos, y los ciudadanos, con sus
conocimientos prácticos pueden intercambiar sus experiencias y de esa manera lograr un
beneficio mutuo.
En 2010 los estudiantes podían participar de manera espontánea en el citado programa
académico. La extensión universitaria y responsabilidad social tiene 20 años de experiencia en
las comunidades, se puede mencionar la práctica que involucró a estudiantes universitarios
con residentes de diferentes comunidades. Este tipo de iniciativas buscan fomentar la
expansión de la capacidad comunitaria para intervenir en su propia realidad social, generando
beneficios que puedan ser compartidos y reproducidos en otras comunidades. Por tanto, se
considera una aplicación concreta de prácticas en gestión social. Los objetivos finales del
programa son: (a) la formación de profesores a partir de experiencias concretas; (b) la
posibilidad de facilitar la aplicación de los conocimientos teóricos adquiridos en el aula; y, (c)
atender las demandas de las comunidades en la gestión comunitaria de sus proyectos, con
transferencia de conocimiento en el diseño, administración y evaluación de proyectos.
Se pudo evidenciar que, la responsabilidad social de las instituciones de educación superior
está enfocada en la formación académica, profesional y de producción de conocimiento. Bajo
esta postura, la responsabilidad social universitaria, forma parte de un requisito incuestionable
en las universidades tanto públicas como privadas que reúne, desde una mirada integrada,
sistémica y holística, la articulación de departamentos y sectores, en un proyecto de acción
social comunitario que se basa en principios éticos y desarrollo social, enfocado en la
promoción de la equidad y la sostenibilidad, con el objetivo de producir y transmitir
conocimientos, responsabilidad y formación de ciudadanos profesionales igualmente
responsable.
Es importante traer a colación los aportes de autores como Matias & Farago (2021) y
Coutinho et al. (2020), quienes señalan que la responsabilidad se refiere a la forma en que la
universidad, en conjunto con la extensión, contribuyen en la construcción de una sociedad
más democrática y sostenible, económicamente más fuerte y preparada culturalmente, con el
objetivo central de mejorar el bienestar de la sociedad, favoreciendo la inclusión social,
innovación, así como otros factores que impacten directamente en la comunidad.
Por su parte, Vallaeys (2017) agrega que la responsabilidad social en la universidad debe ser
percibida como una dinámica relacionada con la transformación del campo social que
promueve impactos en la sociedad. Además, como señalan Barros & Souza (2021), la
responsabilidad social en la organización educativa se refiere al compromiso con el entorno
en el que se desenvuelve, actuando responsablemente de manera que proporcione mejoras en
la sociedad, por lo tanto, debe primar la conciencia social, actitudes y buscando mejorar
continuamente los comportamientos.
La universidad se creó inicialmente para la inclusión de una minoría, y con la presión de los
movimientos de la sociedad para la inclusión de toda la población para acceder a la
educación, existía la necesidad de que la universidad cumpliera el interés colectivo, incluido
los sectores más necesitados, como señalan Eidt & Calgaro (2021), que aún existen muchas
disputas por intereses en las universidades, sin embargo, le corresponde al espacio
universitario garantizar una educación igualitaria a toda la población, sin exclusiones.
Por lo consiguiente, la responsabilidad social trasciende el espacio físico universitario,
asumiendo un rol crítico, responsable y ético de la institución para solventar o, al menos,
contribuir con la reducción de problemas sociales que afectan el desenvolvimiento de una
comunidad. En este caso, la responsabilidad social de la mano de la extensión universitaria
asume un papel significativo, ya que el vínculo, el diálogo y relación entre las instituciones de
educación superior y la sociedad pueden entrelazarse a través de la elaboración y ejecución de
proyectos y programas que tengan un alcance social, tanto dentro de la institución como en la
comunidad en donde está inserta.
Conclusiones
La elaboración de este ensayo teórico tuvo como principal propósito reflexionar sobre la
extensión universitaria con sentido de responsabilidad social. Por lo tanto, fue necesario
comprender brevemente los factores históricos que permitieron la inclusión de la extensión
universitaria y la responsabilidad social en el ámbito universitario e identificar los desafíos
que se enfrentan en la actualidad.
Formar parte de una universidad, ya sea como profesor, gerente, empleado o estudiante, es
algo que despierta interés, para comprender mejor la dinámica de esta institución en el
desempeño de sus funciones básicas y su papel principal en la producción y difusión del
conocimiento para el desarrollo de una determinada sociedad.
La misión de una universidad se basa en la construcción, proyección y difusión del
conocimiento, funcionando como instrumento de comprensión y expresión de movimientos
sociales, políticos, económicos y culturales producidos por el Estado, el mercado y la
sociedad. Sin embargo, es por medio de la extensión universitaria que se pueden multiplicar
los saberes, con el propósito de ser transferidos a la sociedad.
Cabe señalar que la extensión universitaria representa una categoría ética en la dimensión de
la educación superior, pues la misma puede emitir una respuesta relacionada al significado de
la docencia y la investigación, o vinculación con el papel que tiene en la sociedad. Como
institución de alto valor social, la universidad no puede eludir su misión de producir
conocimiento científico, desinteresado y utilitario para quienes lo necesitan, en pro del
progreso de la humanidad.
Considerando el análisis crítico y reflexivo de las contribuciones de autores como Ribeiro &
Magalhães (2014), Filho et al. (2021) entre otros, mencionados en este ensayo, permitieron
concluir este estudio a la luz del objetivo propuesto. Hay que destacar que la responsabilidad
social en el ámbito universitario es importante porque es un compromiso que la universidad
tiene con sus grupos de interés y población afectada, en la que brinda desarrollo de manera
más sostenible, preservando los recursos naturales, respetando las desigualdades sociales y
construyendo acciones justas que impactan positivamente a la sociedad, contribuyendo a un
mundo más humano.
Vale la pena recalcar que la extensión universitaria es un mecanismo que la academia puede
emplear de diversas maneras, por ejemplo, realizando acciones que garanticen un servicio a la
comunidad universitaria y entorno social; compartir sus saberes por medio de cursos, talleres,
seminarios, laboratorios; contribuyendo de esa forma en la mejora en la calidad de vida de la
población.
La universidad, indudablemente es la que se encarga de producir saberes, apoyándose en los
criterios de legitimidad y operatividad. Pues el conocimiento es la construcción de lo nuevo
que debe ser asimilado y puesto al servicio del bien común, bajo el valor de una equidad
social. Igualmente, la universidad no es una institución neutral; siempre permanece al servicio
de todos los estrados sociales. Por ello, es muy cuidadosa en la formación de su talento
humano, ya que inculca en cada uno de ellos valores que apuntan a la resolución de
problemas.
Desde una visión más analítica, la extensión universitaria y la responsabilidad social están
muy ligadas, pues una de sus intenciones es colaborar con la problemática social, donde la
universidad actúe a favor de escenarios de innovación social y comunitaria que estén
interconectados con la producción y transferencia de conocimientos. Dentro del papel de la
extensión universitaria está responder a la ampliación de la universidad pública, así como la
humanización, la formación de su talento humano, y más que cualquier otra práctica social, le
corresponde invertir en la construcción de la autonomía de los seres humano, respetando y
consolidando su dignidad.
Para ser preciso, comprobar que la universidad cada día está potenciando la extensión
comunicativa y delimitando las predilecciones políticas, ideológicas y éticas, que pueden o
no, ayudar a la propagación de la actividad universitaria a nivel local, regional o nacional,
apoyada de una verdadera responsabilidad social que tenga compromiso con la comunidad.
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Copyright (2022) © Francisco das Chagas Silva de Jesus Hernández y Ramón Antonio
Hernández Chirinos de Jesus
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