descubrimiento, y la dinámica o el proceso de aprendizaje está centrado en el interés
propio del estudiante, el docente es simplemente un guía o acompañante en ese proceso,
por lo cual la evaluación para determinar el proceso de retroalimentación se da de forma
cualitativa por medio de preguntas abiertas para que el estudiante exprese su opinión
(De Zubiría, 2010).
En este tipo de modelo pedagógico se pueden encontrar algunas corrientes como la
escuela activa, que se basa en el presupuesto del aprendizaje como parte del contacto
directo del individuo, donde experimenta fenómenos para que el estudiante haga
razonamientos abstractos y particulares para sacar sus propias conclusiones.
Esta corriente va de la mano con una pedagogía activa que promueve la creación de
diálogos prácticos, afectivos y cognitivos, cuyo propósito es permitir un desarrollo que
convierta las debilidades de cada estudiante en habilidades que se fortalecen (Gómez
et al., 2019).
1.3 Modelo inter estructurante
Según Gómez et al. (2019) este modelo presenta el proceso de enseñanza – aprendizaje,
basado en cuatro elementos esenciales:
a. el contexto, el cual es un espacio de combinación de intereses que corresponde
siempre a un ámbito social donde se presentan distintas relaciones humanas que
tienen por delante específicos intereses, ya sean laborales, políticos, entre otros;
b. el saber, entendido como un conjunto o cúmulo de conocimiento en el cual
influye la comunidad científica y profesional, que lo valida o verifica según las
reglas del método científico;
c. El maestro como orientador del camino hacia ese conocimiento; y,
d. El estudiante, de quien se espera sea un sujeto activo en el proceso enseñanza
– aprendizaje, pues es él quien toma las decisiones respecto a su proceso y
aprehende la información que el docente le brinda; este modelo tiene la
posibilidad de transmitir al estudiante una serie de habilidades socio-
emocionales, de pensamiento complejo, de resolución de problemas, siendo
asunto del estudiante motivar con su análisis esas habilidades a través de asuntos
que generan interés en él, tal como se expone en la pedagogía dialogante.
1.4 Las estrategias de enseñanza del derecho
La disciplina jurídica ha utilizado métodos basados en la enseñanza, cuyo rol central es
el maestro, su forma de interpretar el derecho, y su práctica profesional. El derecho se
ha enseñado de manera informal y también en instituciones especializadas durante más
de dos mil años de historia en el mundo occidental, llegando a ser una de las disciplinas
consideradas “artes liberales” (Bernal, 2010).
En la antigüedad, la enseñanza de este se caracterizaba por el énfasis en la retórica y
posteriormente, por la memorización de textos escritos o códigos, dependiendo de los
contextos socioculturales, continental europeo o anglosajón, donde se estudiaba el
derecho. En las escuelas positivistas, por ejemplo, el énfasis de enseñanza es la norma,
diferenciándose dos corrientes: el positivismo formalista y el positivismo estatalista que
separa la moral y las especulaciones del derecho, dándole un sentido objetivo, esto
como base de la enseñanza y conceptualización del derecho (Garzón, 2018).