Todo en conjunto forma parte de la vida cotidiana de la ciudad y ha trascendido más allá
del cantón, extendiéndose por toda la provincia del Carchi e Imbabura, y, en algunos
pocos casos, hasta Pichincha, siempre existe un mireño que cuenta sus historias y
anécdotas, ya sean propias o tomadas de la cultura popular de su pueblo.
Por lo general, los jóvenes tienen toda esta información en su consciente y en muchos
casos no recuerdan exactamente detalles de las historias como los personajes
secundarios, que pueden ser cualquier vecino o conocido y tampoco de los lugares
exactos en donde ocurrieron los diferentes hechos relatados por sus padres o abuelos en
las reuniones o fiestas comunes o privadas. Todo esto forma parte importante de ellos y
su desarrollo; sin embargo, no es posible asegurar que la esencia de cada aspecto de las
leyendas y también de las tradiciones de la ciudad de Mira se mantenga intacta con el
pasar del tiempo.
Con los siguientes párrafos se completa el estudio realizado, esta vez con el grupo de
personas de los abuelitos y no tan abuelitos de la ciudad de Mira, mismos que en
algunos casos permanecen ahí y en otros han tenido que salir a otras ciudades por
motivos de trabajo o estudio formal. Se había mencionado anteriormente que fue
posible conversar con cinco familias en la mayoría de los casos, y, en otros, con al
menos un representante de ellas, abrieron de manera virtual la puerta de sus hogares y
compartieron sus memorias.
Con este grupo de informantes el proceso de recopilación de información fue distinto al
empleado con el primero. Con los representantes de las familias, con los abuelitos que
compartieron un tiempo con los investigadores se realizó un diálogo que se basó en
cinco preguntas, todas enfocadas en su memoria, en la oralidad que mantienen como
mireños y que han compartido con sus familias y amigos a lo largo de su vida.
Lo primero que salta en la conversación es el tema de las brujas, y que como menciona
la señora Inés, el término bruja, tal cual se lo puede idear a esta altura de la vida, es mal
empleado en el contexto de la leyenda específica de Mira, “se les dice que son brujas
porque algunas vecinas del barrio se enteraban antes que nadie de las noticias y cosas
que pasaban, no sólo en Mira sino también con la familia o amigos que tenían en otras
ciudades”, de esta manera inicia un relato sobre las voladoras de Mira la señora Inés en
una comunicación personal, a su vez, añade que “así se llaman, no son brujas, son
voladoras porque algunos les han visto volar y sin escoba…” entre risas comenta y
realiza esta aclaración importante que contextualiza toda la historia. Una bruja, o al
menos la idea de bruja que es posible visualizar es muy bien definida y tiene
características sencillas de imaginar, tiene un gran sombrero en punta, son referentes de
fealdad física por la maldad que posee su interior, usan ropa muy obscura, practican la
magia negra y claro que vuelan, pero con la ayuda de una clásica escoba, es decir una
idea muy de Hollywood o de relatos también, pero de otros continentes.
“Las voladoras son mujeres bellas y muy sabias que saben cómo utilizar las plantas para
curar o hechizar parejas para que dejen de pelear o a los hermanos para que se respeten y
apoyen” comenta la señora Inés al respecto de la diferencia entre una bruja y una voladora
de Mira y continua que “no son malas personas, pero si muy entrometidas en las cosas
que las rodean, por eso llevan y traen las noticias del pueblo, de sus amigos o de la familia
o del vecino y la vecina, no usa escoba para volar sólo una frase” o hechizo “que dicen
antes de saltar del tejado de las casas para elevarse por el cielo, por lo general en la noche