Son pocos los países alrededor del mundo que han decidido optar por esta exitosa
alternativa educacional. Uno de estos países se encuentra al otro lado del mundo, se
trata de Finlandia. Es uno de los lugares en donde la educación es valorada y son varios
los países que aspiran a llegar a tener una cultura como Finlandia, porque es la
educación la que hace la cultura de una nación. Por eso, algunos países tienen la
ambición de utilizar la cuarta vía como conducto hacia el éxito educacional. Sin
embargo, varios países han intentado hacer esta reforma educativa. Pero esto no sucede
de la misma forma como ocurrió con Finlandia, según Hargreaves y Shirley (2009) son
tres las principales razones por las que esto no sucede. Para comenzar, se menciona que
se puede recoger el producto final de algo desarrollándolo por décadas. Solo si algo se
hace de a poco su implementación final será más efectiva. Luego se explica que no hay
lugares que sean iguales, porque son culturas e historias diferentes. Por ello, el filósofo
griego Heráclito dijo de manera célebre “Nadie se baña dos veces en el mismo río”
(p.90).
1.4 La percepción de los estudiantes
¿Estudiante o cliente? Es una pregunta que alrededor del mundo ha sido siempre una
inquietud, e incluso existen debates sobre esto, como se menciona en el artículo El
estudiante como cliente: un cambio de paradigma en la educación superior. Un
ejecutivo del London South Bank decidió tomar parte de esta discusión afirmando que
“Los estudiantes son clientes y reto a cualquiera que defienda lo contrario. Les
cobramos casi 50.000 libras en los tres años y, por ese precio, merecen saber que
recibirán el mejor servicio” (Mehrtens, 2016, como se citó en Royo, 2017, p. 42). El
problema surge cuando se piensa en el esquema de derechos y deberes de un cliente y se
lleva al campo educacional. El paradigma del cliente se puede concebir, incluso,
ideológicamente se puede aceptar, pero resulta problemático.
En el estudio de Vouri (2013) los estudiantes tienen diferentes percepciones y
comentarios ante la pregunta mencionada en el párrafo anterior. Por una parte, algunos
estudiantes actúan como clientes; es decir, solo van a las clases universitarias sin
preocuparse por el entorno, haciendo el mínimo esfuerzo para ir a clases. Y, por otra
parte, una de las respuestas de estudiantes que afirman ser clientes es “Bueno, sí, los
estudiantes son clientes, considerando, por ejemplo, cuántas oportunidades hay para
seleccionar escuelas. Uno podría ver que una escuela es un proveedor de servicios, y
que una escuela en particular ofrece esta oportunidad de estudiar y otra escuela ofrece
algo más” (Estudiante 8, ingeniería, Universidad de Ciencias Aplicadas, hombre). Para
agregar, otro estudiante responde “Si los estudiantes fueran clientes, la escuela bailaría
al son de nuestra música” (Estudiante 5, ingeniería, Universidad de Ciencias Aplicadas,
hombre).
Por consiguiente, se tiene otro porcentaje de estudiantes finlandeses que no quieren ser
ni son percibidos como clientes. Ellos dicen que los estudiantes no pueden ser clientes
porque no pagan tasas universitarias y tampoco están dispuestos a pagar estas en un
futuro y que los clientes de la educación universitaria son el gobierno y las
municipalidades, porque estos son los que inyectan los fondos para la educación
superior y los diferentes grados universitarios en beneficio de la sociedad. Se rescatan
del mismo estudio dos comentarios, el primero es “hay elementos educacionales, pero
es mucho más que un servicio, tiene que ver con tener un pensamiento más crítico y