https://doi.org/10.35290/re.v2n3.2021.412
El positivismo contable: una explicación sucinta de
esta corriente epistemológica
Fecha de recepción: 2021-06-20 Fecha de aceptación: 2021-08-15 Fecha de publicación: 2021-10-10
Hernán García Tamayo
Instituto Tecnológico Superior España, Ecuador
hernancillog@gmail.com
https://orcid.org/0000-0002-2268-2730
Resumen
A través de una revisión bibliográfica, este artículo describe cómo la corriente
positivista por un lado y, el positivismo contable por otro, se fueron posicionando a trial
mundial y, la manera en que Watts y Zimmerman la definieron; en otras palabras, se
trató de entender el devenir de esta corriente epistemológica enfocado en un punto de
vista contable. La revisión de la literatura fue aplicada a investigaciones relacionadas
con el área de la contabilidad, con el fin de ir definiendo el papel que comenzó a tener
esta ciencia desde el punto de vista epistemológico. Los resultados muestran que la
temática planteada en los actuales momentos sigue siendo la más utilizada por los
investigadores en todo el mundo, a pesar de que ya existen otras corrientes
epistemológicas en auge. Los aspectos más relevantes en los estudios realizados fueron
la empatía con esta corriente a nivel global. Como reflexión final, y luego de esta
discusión a lo largo del presente estudio, se puede establecer que, el positivismo visto
en el ámbito contable, hace referencia a la observación de los hechos económicos de
una manera objetiva, en dónde la contabilidad es visualizada como es, admitiendo
conocimientos con base en la experiencia, dejando de lado cualquier concepción
idealista y absolutista.
Palabras Clave: positivismo, positivismo contable, epistemología, Auguste Comte
Abstract
Through a literature review, this article describes how the positivist current on the one
hand, and accounting positivism on the other, were positioned worldwide and the way
in which Watts and Zimmerman defined it; in other words, it tried to understand the
evolution of this epistemological current focused on an accounting point of view. The
literature review was applied to research related to the area of accounting, in order to
define the role that this science began to have from the epistemological point of view.
The results show that the thematic raised at the present time is still the most used by
researchers worldwide, despite the fact that there are already other epistemological
currents on the rise. The most relevant aspects in the studies carried out were the
empathy with this current at a global level. As a final reflection, and after this
discussion throughout this study, it can be established that positivism seen in the
accounting field, refers to the observation of economic facts in an objective way, where
accounting is visualized as it is, admitting knowledge based on experience, leaving
aside any idealistic and absolutist conception.
Keywords: positivism, accounting positivism, epistemology, Auguste Comte
Introducción
Muchos investigadores como Cappelleti (1994); Pérez (1998); y Casal & Viloria
(2002), en sus importantes trabajos de investigación, incursionan de alguna manera en
el saber de esta corriente que ha penetrado profundamente en algunas ciencias del
quehacer humano.
En este sentido, Pérez (1998) manifiesta respecto al positivismo que esta corriente
epistemológica saca a la sociología del control de la metafísica y de la parte teológica y,
la traslada a los campos de la física y de la biología, puesto que en la primera se estudia
el comportamiento de las instituciones sociales y se analizan los procesos de cambio de
esos entes.
Unido a lo anterior, para Comte, tomado de Casal & Viloria (2002), “la sociología sería
la reina de las ciencias” (p.3), puesto que esta ciencia plantea una clasificación en orden
de complejidad, en donde cada miembro de esta clasificación depende de todos los
hechos y leyes propias que le anteceden.
Según estos mismos autores, la sociología sería la última ciencia en ingresar a la
corriente positivista. Para ellas, lo importante del positivismo es el hecho, y por lo
mismo, la sociología debe liberarse de la influencia de creencias y ficciones abstractas.
Dicho de otra manera, la observación del hecho es lo primero que se debe hacer para
expresar las leyes que describan las relaciones de éstos, a partir de la comprobación por
medio de la observación.
Para Cappelleti (1994), el hecho sería como el fenómeno estudiado sin manipulación
por parte del sujeto, sino que es algo dado por el entorno. El hecho no tiene ni esencia ni
sustancia; es decir, sería lo mismo estudiar cosas orgánicas que inorgánicas, “lo único
que se puede conocer es el hecho”, agrega (p.12).
Augusto Comte (1984), filósofo francés del siglo XIX y pionero del positivismo,
manifestó que “las ciencias o ramas del saber deben pasar por tres estadios teóricos
diferentes: a) el estadio metafísico o estadio abstracto, b) el estadio teológico o estadio
ficticio y, c) el estadio científico o positivo” (p. 27).
Considerado como el padre de la sociología, Comte se inclinó e intentó a través del
conocimiento científico, llevar a esta corriente epistemológica positivista al estudio de
la humanidad. Para llevar a cabo este cometido, uno de los pasos fundamentales
realizado por Comte fue trasladar el método científico inductivo de las ciencias
naturales a las ciencias sociales (Casal & Viloria, 2002, p. 3).
De esta manera, se entendería que el descubrimiento de los fenómenos naturales
contribuyó al conocimiento científico y con ello a la evolución humana (Casal &
Viloria, 2002).
Ahora bien, la filosofía de Comte consistió en el frenesí de la razón y las ciencias como
únicas guías de la humanidad. Este auge de la corriente propuesta por Auguste tiene su
origen en el enfrentamiento con las propuestas de Voltaire y Rousseau.
El filósofo francés Francois – Marie Arouet, más conocido como Voltaire y
representante de la ilustración, fue quien se identificó y acentuó el poder de la ciencia y
de la razón humana; en tanto, Jean – Jacques Rousseau, escritor suizo francófono,
presentó grandes críticas a los representantes de la ilustración. La controversia se da en
que estos pensadores generaron utopías metafísicas incapaces de otorgar un orden social
y moralidad a la sociedad.
La filosofía positiva de Comte es contraria a la filosofía negativa de Voltaire y
Rousseau, puesto que, visto en el pensamiento de Auguste, él atribuye los males de la
anarquía e inseguridad social, característica del período post revolucionario, a esta
filosofía. La filosofía positiva se refiere a lo real, opuesto totalmente al esencialismo,
que fue característica de los dos primeros estadios. Tiene características de ser útil, en el
sentido de no aceptar ningún determinismo absoluto a priori.
De acuerdo a Comte (1984), “todo lo que no es estrictamente reducible al simple
enunciado de un hecho particular o general, no puede tener ningún sentido real o
inteligible”, esta proposición nos ubica en el sentido de que el objeto del conocimiento
son los hechos, dejando de lado la investigación de la causa; el objeto de la ciencia
entonces, estará determinada por aquellas leyes a las cuales están sometidas las
realidades naturales.
Para Comte (1984) es importante el “conocer para prever y dominar”, esto es, que en el
positivismo el conocimiento científico se ha reducido a técnica, a instrumento de poder.
Es decir, el conocimiento de las leyes es hacer posible la previsión racional de los
hechos futuros, permitiendo el dominio sobre las cosas. Esto en el pensamiento de
Comte, recuerda la filosofía de Francis Bacon por la identificación que estableció entre
ciencia y poder. En otras palabras, el positivismo no pretende ser misticismo de la
verdad, sino posesión de la ley de sucesión de los hechos para dominar el curso de los
acontecimientos naturales.
Finalmente, y a manera de resumen, el conocimiento científico positivo es el estandarte
de Auguste Comte, quien hace notar que no hay más ciencias que la matemática, la
astronomía, física, química, biología y la sociología.
Metodología
Esta investigación inició con la revisión bibliográfica relacionada con el tema planteado,
las mismas que se fueron obteniendo de bases como Scopus, Latindex, entre otras. En
primer lugar, se hizo un barrido por la literatura que ayude a comprender la importancia
que tiene el positivismo en la investigación; para luego, y basándose en la teoría de
Watts y Zimmerman, entender el recorrido del positivismo contable a nivel mundial.
Una vez que se tuvo los insumos necesarios, fue importante irlos delimitando al
objetivo de la presente investigación, con el fin de comenzar a dar forma a la estructura
del trabajo y, por ende, al sustento de las conclusiones del mismo.
El enfoque aplicado en la investigación fue de tipo cualitativo. Los métodos de
investigación fueron bibliográfica-documental y descriptivo.
Resultados
3.1 El positivismo en el mundo
La pregunta en este punto versaría sobre ¿qué pasó luego en el mundo con el
positivismo? A lo que se encuentra con vasta teoría de diversos autores que se irá
explicando a lo largo de este apartado, quienes, de una u otra manera, han contribuido a
que la corriente positivista se vaya consolidando, no solo a nivel de Europa, sino
también en el conglomerado latinoamericano.
Emile Littré (1877), Hippolyte Taine (1944), y Joseph Renan (1890) fueron pensadores
franceses y responsables de introducir el positivismo en ese país. Littré es considerado
el mejor discípulo de Auguste Comte, quien y siguiendo una verdadera filosofía
Comtiana, tuvo su pensamiento basado en lo científico, y no en lo religioso, con lo que
se concluiría que Littré y Comte coincidía en pensamientos que seguían corrientes
científicas y distaban en corrientes religiosas.
Laffitté, si bien no desarrolló un pensamiento propio, sus ideales se acuñaron en la
filosofía Comtiana, a tal punto que llegó a influir en algunos pensadores como Miguel
Lemos (1877) y Gabino Barreda (García, 2013), quienes, al ser de origen
latinoamericano, influenciaron en dicho continente para que se dé la introducción del
positivismo.
Taine, académico francés, trató de llevar el positivismo al arte, a la literatura y a las
ciencias históricas. Su pensamiento radica en la negación de toda creatividad del
espíritu, manifestando que el comportamiento humano está regulado sólo por leyes
naturales. Para él, “la percepción y el pensamiento no son más que una vibración de las
células cerebrales” (1944, pp. 244-245).
Finalmente, para cerrar el círculo francés, Renan (1890) y Littré (1877) comparten
pensamiento en cuanto a la crítica de lo religioso. Ellos consideran la incompatibilidad
de ésta con una visión científica de la realidad. Al igual que Littré, Renán manifiesta
que la única manera de generar conocimiento es a través de la ciencia, y es así que uno
de sus aportes significativos fue el tratar de aplicar el positivismo al estudio de la
historia de la biblia, en cuya investigación concluyó diciendo que Jesús no era Dios,
sino sólo un hombre con poderes incomparables. A decir de Joseph, “vendrá un día en
que la humanidad ya no creerá, sino que tendrá ciencia” (Renán, 1890, pp. 228-229).
Inglaterra también tuvo sus filósofos introductores de esta corriente positivista, como
son los pensadores Mill (2017) y Spencer. La certeza de toda información ha de ser
reconducida a sus fundamentos de hecho. Esta idea es la que defiende John Stuart Mill,
quien es partidario de la escuela utilitarista de Jeremy Bentham. Él manifiesta que la
información, al ser reconducida a sus fundamentos de hecho, las sensaciones
elementales juegan un papel fundamental.
Opositor de la deducción aristotélica y seguidor de la lógica inductiva, su ética se basa
en el principio de la escuela utilitarista. Propone que se debe perseguir la máxima
felicidad para el máximo número de personas. Este pensamiento coincide en los
principios Benthamianos.
Herbert Spencer, por su parte, indica en sus diversos estudios, que todo en el mundo
está en constante evolución, incluyendo dentro de esta concepción a la filosofía. Fue así
como este filósofo concibió la idea de la evolución, con un escalón por encima del
carácter biológico presentado a su debido momento por otro gran filósofo como lo fue
Darwin. Para Spencer (1961), todo está esencialmente en evolución, inclusive la
filosofía que quiera reflejar la realidad de la naturaleza. De esta manera logró
influenciar en la sociedad inglesa y en el mundo en general.
Siguiendo en esta línea, la historia nos lleva hacia Alemania. Este país tuvo su
representante del positivismo en Haeckel (1886), principal exponente del monismo
materialista en asociación con la teoría evolucionista. Profesor de la Universidad de
Jena, coincide con el pensamiento de Spencer, quien indica que la evolución Darviniana
con su punto final en el homo sapiens, da razón a todos los momentos de la evolución.
Sin embargo, existieron muchos otros investigadores y pensadores contrarios a esta
doctrina, como Bois-Reymond (1874), quien reconoció el valor de la ciencia, más no el
cientificismo. Un poco más al Sur Europeo se encuentra a Carlos Cattaneo (1801-1869)
y Giuseppe Ferrari (1811-1876), responsables de la introducción de la corriente
positivista en Italia. Para ellos, el naturalismo del renacimiento, el historicismo crítico y
el economicismo jurídico y político, son sus premisas científicas.
Sin embargo, de aquello, Roberto Ardigó (1879) se fue por el ámbito del positivismo en
el campo de la cultura, dejando de lado al mecanicismo de Spencer, lo que le ha hecho
acreedor a ser el representante más notable del positivismo italiano posterior a Cattaneo
y Ferrari.
En España, la historia nos cuenta que Alfredo Calderón (1876) y Antonio Zozaya
(1886-1887) fueron quiénes introdujeron en este país el positivismo, aunque de una
manera superficial. Esta superficialidad con la cual fue tratada la corriente positivista,
hizo que ninguno de ellos alcance un renombre por falta de contribuciones originales.
Un poco más ya en continente americano, Gabino Barreda, mexicano, introdujo la
corriente del positivismo y su sucesor Justo Sierra heredó esa doctrina. Ellos acuñaron
la idea del positivismo como política educativa, a través de la unidad de pensamiento
que ofrecían las ciencias.
Mucho más al sur del continente americano, específicamente en Brasil, Miguel de
Lemos impulsó el positivismo en la religión de la humanidad. Sus bases científicas
coincidieron con los filósofos franceses Littré y Laffitté.
En Argentina, Florentino Ameghino (1854-1911) y Pedro Scalabrini (1889) y llevados
por una metodología científica, la difusión del positivismo en ese país coincidió con el
proceso de independencia. Estos filósofos conjuntamente con sus discípulos, lograron
sostener un positivismo militante, fundaron el comité positivista argentino y aplicaron la
doctrina Comtiana a la educación argentina. Sus críticas al cristianismo y a la iglesia
fueron sus vectores conductores.
Otro de los autores argentinos destacados es sin duda Carlos Trial (1875-1918) y,
conjuntamente con José Ingenieros (1877-1925) y Alejandro Korn (1934), quienes
siguieron el positivismo de Comte, cada uno desde sus pensamientos individuales. Para
Ingenieros, el hacer compatible el naturalismo con la necesidad y la posibilidad de la
metafísica fue su punto de interés. Korn fue más sostenedor de un positivismo
moderado, se interesó por el valor y el sentido de la libertad.
Finalmente, y dentro de Sudamérica, en Chile destacan los hermanos Lagarrigue (1852-
1927; 1854-1894), quienes introdujeron el positivismo a través de artículos,
conferencias y traducciones, todas sobre la doctrina de Comtiana.
En la siguiente Tabla 1 se describe de más manera más sencilla el pensamiento que
introdujeron estos autores.
Tabla 1
Positivismo en el mundo
Corriente
epistemológica
Positivismo
Introducida por
Trial Littré,
Pierre Laffitté,
Hippolyte Taine,
Joseph Renan
John Stuart Mill
Herbert Spencer
Haeckel
Carlos Cattaneo y
Giuseppe Ferrari
Roberto Ardigó
Alfredo Calderón y
Antonio Zozaya
Gabino Barreda
Miguel de Lemos
Florentino
Ameghino y Pedro
Scalabrini,
Carlos Bunge
José Ingenieros
Alejandro Korn
Hermanos
Lagarrigue
País
Francia
Inglaterra
Alemania
Italia
España
México
Brasil
Argentina
Chile
Pensamiento
Filosofía Científica y no religiosa
Describió la filosofía Comtiana
Niega toda creatividad del espíritu
Crítico de lo religioso. La única manera de
generar conocimiento es la ciencia
Propone que se debe perseguir la máxima
felicidad para el máximo número de personas.
Todo está esencialmente en evolución
La evolución Darviniana da razón a todos los
momentos de la evolución, desde la materia
inorgánica hasta el homo sapiens.
Estos filósofos encuentran sus premisas en el
naturalismo del renacimiento, en el
historicismo crítico y en el economicismo
jurídico y político
Introdujo el positivismo en el campo de la
cultura.
Introdujeron el positivismo, aunque de una
manera superficial, con lo cual, ninguno
alcanzó un renombre por falta de
contribuciones originales.
Introdujo la corriente del positivismo como
política educativa, a través de la unidad de
pensamiento que ofrecían las ciencias.
Impulsó la religión positivista con base en sus
ideadores Littré y Laffitté.
Fueron críticos del cristianismo y de la iglesia.
Introdujo el positivismo de Comte
Hizo compatible el naturalismo con la
necesidad y la posibilidad de la metafísica.
Se interesó por el valor y el sentido de la
libertad.
Introdujeron el positivismo a través de
artículos, conferencias y traducciones, todas
sobre la doctrina de Comte.
3.2 El positivismo contable
Al entrar al tema del positivismo contable, es imposible dejar de lado a sus impulsores
Watts y Zimmerman, quienes, preocupados sobre la existencia de una teoría general
contable y sus elementos esenciales, decidieron incursionar en este apasionante tema.
Watts y Zimmerman (1978) definen a la teoría contable positiva como la disciplina
contable cuyo objetivo central es explicar y predecir la práctica contable, a través de la
investigación empírica (Barbei & Bauchet, 2014).
Sobre el término explicación, Monterrey, J. (1998, p.5) indica que explicar es
proporcionar un conjunto coherente de razones que fundamentan la forma que adopta la
contabilidad y el papel que ésta desempeña en las organizaciones y en los mercados; por
ejemplo, por qué los activos se valoran al costo histórico, la utilidad de la información
contable en el diseño de planes de compensación salarial, en negociaciones de diversa
naturaleza, etc. A su vez, estas explicaciones están generadas desde una teoría; es decir,
desde una estructura que nos permite interpretar los hechos observados.
Y al hacer referencia al término “predicción”, el mismo autor indica que este consiste en
emplear la teoría para pronosticar cómo el fenómeno contable varía a lo largo del
tiempo y en virtud de diferentes circunstancias. Así, las teorías positivas podrán prever
en qué medida los hechos observados tendrán determinadas consecuencias; por ejemplo,
cuál será el contenido informativo que tenga para el mercado de capitales el anuncio de
pérdidas, o qué tipo de política contable podrá implementar una empresa con un
importante nivel de endeudamiento (Monterrey, 1998, p.5).
Así mismo, Belkaoui (1993) sostiene que la teoría contable es un conjunto de principios
hipotéticos, conceptuales y pragmáticos, formando el marco general de referencia para
un campo de investigación.
Por su parte, Gray (2002) hace una breve referencia a la importancia de la teoría
contable en este párrafo: “¿If we do not know what accounting is or what accounting is
not then whois to say whether, for example, “social accounting” is or is not part of
accounting?” (p.363), que traduciéndole significaría: “¿Si desconocemos lo que es o lo
que no es la contabilidad, entonces quien puede decir si por ejemplo “la contabilidad
social” es parte o no de la contabilidad? (traducción propia).
Todo este entramado acerca de la contabilidad hizo que en la década de los sesenta se dé
inicio a la teoría contable positiva, trayendo consigo una ruptura a la tradición
normativa vigente hasta aquella época. Y es en ese período cuando Gordon (1964),
sostuvo que los gerentes elegirán aquellas políticas contables que mejor alisen las series
temporales de resultados, y, por lo tanto, asume implícitamente que aquellos consideran
que los usuarios de la información contable no tienen la suficiente capacidad para
identificar las manipulaciones realizadas y reajustar las cifras contables a lo que sería su
evolución verdadera (citado en Monterrey, 1998, p. 444).
Toda esta corriente positivista se podría traducir entonces a que la contabilidad buscaría
obtener explicaciones acerca de la elección de las políticas contables que adoptan todas
las instituciones. Y es ahí en dónde se diferencia de la teoría normativa, puesto que, la
teoría positiva se centra en la utilización de la información contable, mientras que la
normativa hacia la producción de la misma.
En pensamiento de Watts y Zimmerman (1978), nosotros buscamos desarrollar una
teoría positiva de la determinación de normas contables. Tal teoría ayudará a entender
mejor la fuente de las presiones que conducen al proceso de configuración de las
normas contables, los efectos de varias normas contables en diferentes grupos de
individuos y la asignación de recursos, y por qué varios grupos están dispuestos a gastar
recursos intentando afectar el proceso de configuración de las normas contables (p.112).
Este párrafo hace razonar que, para estos autores, en toda empresa, su administración
desempeña un papel fundamental en la determinación de las normas, e intentan entender
la influencia de los incentivos de la gerencia en la elección de los métodos contables.
De acuerdo a Barbei & Bauchet (2014), el sustento de este enfoque positivista es la
teoría financiera y la teoría de la firma. La financiera se basa en una hipótesis de
eficiencia desarrollada por Ball y Brown en 1968, quienes, a través de un estudio sobre
la perspectiva de la información relacionaron los precios de las acciones y los resultados
contables de las empresas, demostrando que los resultados contables poseen contenido
informativo, siendo apreciados por el mercado (citado en Barbei & Bauchet, 2014. p.5).
Estos mismos autores señalan que la teoría de la firma se basa en el trabajo de Coase,
quien definió a la firma (empresa) como una red de contratos sin los cuales las empresas
serían irrelevantes, ya que los consumidores contratarían con los dueños de la
producción de los bienes y/o servicios.
Esta red de contratos a que hace referencia la teoría de la firma se configura en las
relaciones de agencia, cuyo concepto fue desarrollado por Jensen y Meckling en 1976
(citado en Barbei & Bauchet, 2014, p.5).
¿Y qué tiene que ver entonces la teoría de la agencia con las elecciones contables?,
según Watts y Zimmerman (1990), las investigaciones positivas explican que las
elecciones contables no son hechas en términos de “mejores condiciones” de alguna
construcción contable, sino que dependen de objetivos individuales y de los efectos de
los métodos contables en el logro de estos objetivos, ya que asume como dado que cada
participante de la relación de agencia tendrá incentivos para maximizar su propia
utilidad.
Esta utilidad, según Barbei & Bauchet, vendría por dos caminos: a) vía aumentos en el
precio de la acción y b) vía aumento en incentivo en bonos en efectivo. Entonces, la
elección de las normas contables podría afectar estas dos formas de compensación a
través de impuestos, procedimientos regulatorios, costos políticos y planes de
compensación a la administración (Watts y Zimmerman, 1978, p. 114).
Una vez analizada la teoría de la agencia con las elecciones contables, nos
introduciremos en la revisión del tamaño de la empresa, que fue otra de las
contribuciones de los autores norteamericanos.
Para trial era importante estudiar la posición de la administración de la empresa, según
su tamaño. Determinaron que los gerentes de una empresa pequeña obtendrían
incentivos a oponerse al cambio en una norma contable, puesto que sus planes de
compensación serán ajustados si sus ingresos permanecen invariables por la nueva
norma. Es decir, ellos esperaban que el costo beneficio de aplicar una nueva norma
varíe de acuerdo al tamaño de la empresa, todo esto justificado en el nivel de ingresos.
Otra línea importante que llamó la atención de Watts y Zimmerman fueron los intereses
políticos en la determinación de las políticas contables, y a decir de ellos, la regulación
gubernamental crea incentivos para que los individuos presionen por procedimientos
contables y las teorías contables son justificaciones útiles en el lobby político.
Adicionalmente, la intervención gubernamental produce una demanda para una variedad
de teorías, porque cada grupo afectado por un cambio contable demandará una teoría
que soporte su posición. La diversidad de posiciones previene un acuerdo general sobre
la teoría contable y las teorías contables son normativas, porque son utilizadas como
escusas para la acción política (Watts y Zimmerman, 1979, p.273).
Aquí podemos observar que igualmente para estos autores existe mucha influencia de la
parte política en los procedimientos contables, puesto que cómo muy claramente lo
manifiestan, la intervención del gobierno produce una demanda para una variedad de
teorías; como, por ejemplo, la contable.
En la actualidad, todavía el conocimiento contable se inserta dentro de la corriente
positivista, puesto que los hechos o fenómenos que se estudian pueden utilizar los
mismos métodos que se utilizan para estudiar a los seres vivos (Casal & Viloria, 2002),
lo que le ha llevado, a una excesiva cuantificación y determinismo.
Esta cuantificación y determinismo se sustentan en la ecuación patrimonial como una
traducción matemática del enfoque de Lucca Paciolo (Casal & Viloria, 2002). Esta
ecuación siempre debe estar en equilibrio y su estudio, a lo largo de la historia ha
conducido a los practicantes por la arista cuantitativa, en vista de que, lo importante de
esta ecuación son los valores y el equilibrio de los mismos.
Esta situación ha conllevado que se genere polémica entre lo objetivo y lo subjetivo.
Según Abbagnano (2007), el término objetivo ha sido aplicado a lo válido para todos, lo
externo con respecto a la conciencia o al pensamiento, lo independiente del sujeto, lo
conforme a ciertos métodos o reglas. Lo subjetivo se relaciona con lo que pertenece al
sujeto; en otros términos, como perteneciente al yo o “una representación de la relación
de las cosas con nosotros, o sea, una relación con el que las piensa”, agregar el autor
(2004, p. 993).
En el caso de la contabilidad, Jiménez et al. (2014) manifiestan que “todo parece indicar
que los desarrollos han realizado mayores esfuerzos desde la postura del mundo relativo
del observador, que, desde la identificación de lo real, encerrado en la realidad del
mundo intrínseco contable” (p.1).
En todo caso, para comprender este tema es pertinente caracterizar esta corriente de
pensamiento que ha influido considerablemente en la investigación de las ciencias
sociales y, por supuesto, en la contabilidad.
En este sentido, el positivismo se queda con los fenómenos que se revelan directamente
al conocimiento, registrando solamente lo que se manifiesta efectivamente a la
experiencia (Kolakowski, 1981, p.15), desconociendo la esencia de los mismos.
Conclusiones
Tres décadas son testigos del nacimiento de un nuevo enfoque de docencia e
investigación. Esta nueva corriente que se basa en la realidad ha tomado el nombre de
contabilidad positiva, misma que trajo consigo la ruptura de la contabilidad normativa.
En el cuerpo del presente documento se observó que la teoría de la agencia tuvo una
gran influencia en la emisión de los estados financieros, con fines de brindar mejor
información a los inversores, así como, se entendió el papel que juegan los
administradores en la utilización de criterios contables que permiten mejorar las
evaluaciones de su gestión y maximizar su utilidad en el presente.
A pesar de la crítica existente respecto de esta tendencia, el positivismo ha demostrado
ser hasta ahora una de las mejores maneras de hacer ciencia, y no fuera de ello estaría la
contabilidad positiva.
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