De las experiencias en Ecuador se puede destacar a Huertomanías, que incorpora al
campo laboral a personas con problemas de salud mental. Su impulsadora es la
psicóloga clínica Aimée Dubois. Ubicado en Nayón, el huerto tiene cultivos en 1.000
metros cuadrados. Hasta el momento hay 10 personas que trabajan de 8:30 a 12:30.
Generalmente, cuando una persona evidencia tener problemas de salud mental es
aislado de sus espacios cotidianos. Ese aislamiento provoca que no mejore. “No está por
demás indicar que esas personas tienen las mismas necesidades y derechos que todos y
acceder a un empleo y ser productivas, es importante”, razona Dubois. Las plantas de
Huertomanías son orgánicas; se siembran menta, acelga, espinaca, ají, tomillo, romero,
lavanda, col, lechuga, uvillas, frutillas, tomate [...] con estos productos se preparan
compotas, salsas e infusiones. Cada trabajador puede alcanzar remuneraciones de $ 100
mensuales. De lo expuesto se evidencia que en Ecuador existen experiencias que
podrían ser replicadas en otros países de la región.
Susunga, en tanto, es una cafetería, librería y tienda feminista-agroecológica, sus
fundadoras son Faroleen Van Teijlingen, Lucía Galarza, Cristina Bastidas y Melania
Intriago. Los insumos para este comercio se compran directamente a ocho agricultoras
de una asociación de mujeres de La Argelia Alta y a cuatro más del Valle de los Chillos.
Uno de sus objetivos es generar lazos de solidaridad entre las mujeres del campo y de la
ciudad. Pagar un precio justo es parte de valorar el esfuerzo de las productoras (Tamba,
2019).
Otra iniciativa de emprendimiento social es Cloud9, marca total y exclusivamente
ecuatoriana y consciente con el cuidado del medioambiente, que apuesta por productos
para los cuidados de la piel naturales y sostenibles. La idea de este proyecto nació a
partir de la preocupación de sus dueñas por la cantidad de productos de belleza que se
oferta en el mercado, que son poco amigables con el medioambiente.
Por otro lado, en nuestro país se ha creado el capítulo Ecuador B, que es una ONG con
finalidad social, que manifiesta que ser empresario no implica invertir más, todo lo
contrario, es posible reducir costos, fortaleciendo las cadenas de valor, ya que en
principio las empresas deben ejecutar un análisis de eficiencia. Otro de los beneficios
para las empresas al ser parte de empresas sociales es que incluyen el acceso a alianzas
comerciales compartiendo un mismo territorio geográfico, la captación de más y mejor
talento y la diferenciación en el mercado (Coba, 2021).
Uno de los mejores ejemplos de emprendimiento social en nuestro país es el Chocolate
Pacari, el mismo que como industria puede ser altamente contaminante, dado que al
cacao ecuatoriano se le añaden con frecuencia productos químicos que lo alteran,
eliminando sus mejores propiedades. Sin embargo, al respecto, Oriente Negocios (2021)
explica que Pacari decidió cambiar esta situación. En primer lugar, realiza un trabajo
conjunto con cada persona involucrada en el proceso de producción. Se enorgullecen de
cuidar bien de los productores de cacao, pagando el precio justo por su trabajo,
conscientes de que un buen producto merece un pago acorde. Además, esta empresa
ecuatoriana está profundamente comprometida con el medioambiente. Los cultivos de
cacao de donde proceden los mejores granos son un ecosistema autogenerativo.
El COVID-19 causó un impacto negativo a los emprendedores sociales en Ecuador, que
buscan soluciones innovadoras para resolver los principales retos derivados de la
pandemia y otras preocupaciones actuales. Entre ellas, el cuidado del medioambiente y
el desarrollo sostenible que toman protagonismo, no solo por su impacto en el