
REVISTA U-MORES • VOL.4 NUM. 1 • MARZO - JUNIO • 2025
REVISTA U-Mores
QUITO-ECUADOR
2025
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laboral. Las universidades no se limitan a la enseñanza de contenidos sino a la existencia de
una interrelación entre actores (docentes, estudiantes, administrativos y comunidad en general)
que generan conocimientos, análisis y debate; de esta manera, la educación y la investigación
conuyen entre sí.
Así, las instituciones de educación superior son esenciales para la formación de la capacidad
analítica e intelectual que permitan un aprendizaje constante y desarrollar aptitudes investigativas
(Guerra, 2017). Una de las áreas de formación es la investigación formativa que permite la
construcción de conocimientos en base a un proceso sistemático lo que implica una correcta
búsqueda y utilización de métodos.
Sobre lo expuesto, Maldonado et al., (2007) indicaron que en el estudiantado se activan procesos
cognitivos tales como: buscar, indagar, recopilar datos, organizar, interpretar y proponer soluciones
a los problemas y, por ende, forman así un pensamiento crítico, además de la observación,
explicación y comparación. La investigación cuando se desarrolla dentro de un programa curricular
formalmente denido y se orienta a la formación académica se puede denominar investigación
formativa, cuya nalidad es la de difundir información existente, que el estudiante desarrolle
capacidades para el aprendizaje permanente y mejorar los procesos de enseñanza – aprendizaje,
en otras palabras. Esta es una técnica didáctica que permite el desarrollo de competencias
investigativas, lo que se conoce como “la enseñanza a través de la investigación” (Parra, 2009;
Martínez y Márquez, 2014).
En estricto sentido, los estudiantes tienen la responsabilidad de desempeñar un papel de liderazgo
en el aprendizaje, es decir, posicionarse como protagonista activo de su propio proceso de
aprendizaje. Por otro lado, el rol del profesorado es manejar la metodología de la investigación y la
de incorporar en su práctica pedagógica un proceso de aprendizaje independiente y se requiere una
articulación activa entre docente y estudiante como ejes determinantes en el proceso académico
(Asis et al., 2022). En este contexto, la formación para la investigación se dene como el conjunto
de acciones orientadas a favorecer la apropiación y desarrollo de los conocimientos, habilidades
y actitudes necesarias para que exista un desempeño con éxito en actividades productivas
asociadas a la investigación cientíca, el desarrollo tecnológico y la innovación (Miyahira, 2009).
La investigación formativa desarrolla en los estudiantes las capacidades de interpretación, de
análisis y síntesis de la información, búsqueda de problemas no resueltos, pensamiento crítico
y otras capacidades como la observación, descripción y comparación. En consecuencia, la
investigación formativa y la formación para la investigación deben desarrollarse en interacción
continua (Villegas, 2016).
De lo expuesto, se pudo determinar que la investigación dentro las universidades es esencial para
el proceso de formación de los estudiantes y alcanzar una educación de calidad, lo cual ha sido la
base para el desarrollo de este estudio, considerando el componente apreciación de la ecuación
planteada por el autor Bodero (2015). El término apreciación lo dene Real Academia Española
(2023) como “conocimiento, idea”, “sensación interior que resulta de una impresión material
producida en los sentidos corporales”, es decir, se podrá conocer el criterio y concepción de los