Se sabe que la escuela constituye un espacio primordial, como lo señala el Ministerio de
Educación del Ecuador, para llevar a cabo estrategias de prevención, detección e intervención
ante casos de violencia hacia un NN, la responsabilidad de acompañar a la víctima y
denunciar estos hechos.
1.2 Contextualización
La violencia escolar existe innegablemente como una realidad histórica y actual en todas las
instituciones educativas, en unas con mayor incidencia y en otras de cualquier forma, lo cual
en tiempo actual ha ido adquiriendo popularidad (Cedeño, 2020), muchos agresores son
adolescentes y jóvenes que cometen hasta el 40% y el 20% de las violaciones, en torno al
10% de los abusos son cometidos por adultos.
No todos los delitos sexuales son de índole violenta, la mayoría consiste en abusos u otros
delitos sexuales que no implican violencia directa (Álvarez & Castillo, 2019).
Según la Unicef, nacional e internacionalmente se realizan esfuerzos para incluir en sus
planes gubernamentales la prohibición de la violencia; sin embargo, los datos son
insuficientes para este análisis, debido a que dentro de las mediciones no se toman en cuenta
perspectivas de infancia, género o derechos humanos (Álvarez & Castillo, 2019), generando
dificultades severas para su análisis, entendimiento y comprensión de la incidencia de casos a
nivel local e internacional.
A nivel regional, “muchas familias constituyen espacios, ambientes generadores y
perpetradores de violencia contra niñas, niños y adolescentes; tanto en familias como en
escuelas se ha fraguado con el paso de los años una cultura de violencia al reproducir
determinados patrones de comportamiento” (Ministerio de Educación del Ecuador, 2016).
Muchas familias en Ecuador constituyen el espacio y entorno en el que se genera y perpetra
la violencia contra niñas, niños y adolescentes, mujeres y hombres. Además, muchas
instituciones educativas donde los estudiantes se encuentran con entornos inseguros también
pueden estar en esta situación. A lo largo de los años, en las familias y las escuelas, al copiar
ciertos patrones de comportamiento, patrones de crianza, formas de educar y disciplinar a los
niños y prácticas discriminatorias, se ha formado una "cultura de la violencia" que continuará
y ha desencadenado, algunos de ellos, implementado crimen de violencia sexual (Unicef,
2020).
La escuela representa al gran sustento de las familias y los espacios comunitarios forjadores
de personalidad, actitud y valores, se construye con el avance de la sociedad, así como el
espacio en donde los derechos de los seres humanos se validan, se aprenden y fortalecen.
En este sentido podemos decir que la violencia sexual contra niñas en el ámbito escolar es
una violencia dirigida a niñas por el ámbito de género, causándoles daños psicológicos,
sufrimiento, dentro del área, redes sociales asociadas a su escuela o a los alrededores. Se
menciona que los actos de violencia sexual dirigidas a niñas alrededor de la escuela es debido
a las normas o roles o estereotipos que se le influye a casusa de su sexo o identidad de
género.
1.3 Definiciones psicosociales
Entender el abuso sexual infantil como una de las formas más devastadoras de violencia
contra niños y adolescentes, que tiene consigo efectos devastadores en sus vidas, siendo un
problema que invita a crear opciones para evitar la trasgresión de normas sociales
instauradas. Como lo señala Echeburúa & Corral (2006), generalmente los abusadores